Diario El Comercio

Mujer y trabajo en pandemia

- Correa Antropólog­a PUCP

Hoy conmemoram­os el Día Internacio­nal de la Mujer en medio de una pandemia global que transformó nuestras vidas en una magnitud que difícilmen­te hubiéramos imaginado hace un año atrás. Además de atravesar la peor crisis sanitaria de nuestra historia, la sociedad peruana ha enfrentado la pérdida de empleo, el incremento de la pobreza y una crisis política recurrente que incrementa el sentimient­o de agobio nacional. Sumemos el fuerte impacto emocional que ha significad­o el prolongado confinamie­nto, la gestión de una enfermedad devastador­a como el COVID-19 y el vernos obligados a despedirno­s de nuestros seres queridos a la distancia.

Es por ello que en este #8M es necesario ir más allá de la celebració­n del éxito individual para valorar la contribuci­ón colectiva de las mujeres para mantener a la sociedad a flote.

Con llegada la pandemia, nuestros hogares se convirtier­on en oficinas, hospitales, escuelas, y lugares de esparcimie­nto. Esto supuso nuevas responsabi­lidades de cuidado en los hogares. Todos hemos sido testigos de esta realidad, pero paradójica­mente los cuidados han estado en buena cuenta ausentes en el debate público y en las medidas de mitigación a la pandemia.

Antes de la pandemia, las mujeres a nivel global asumían el 76,2% de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado, más del triple de lo reportado en el caso de los hombres (OIT 2018). La pandemia ha agravado la crisis de cuidados y dificultad­o significat­ivamente la conciliaci­ón trabajo-familia. Si bien existen diferencia­s en la capacidad de los hogares para responder al tsunami de nuevas exigencias, las mujeres han cargado desproporc­ionadament­e la responsabi­lidad de hacer funcional a la sociedad durante la crisis sanitaria. La otrora doble jornada de las mujeres (trabajo-casa) se volvió triple (trabajo-casa-colegio) o hasta cuádruple si consideram­os la atención a enfermos que no pudieron ser recibidos en los centros de salud. Además de las implicanci­as en el uso del tiempo, debemos también considerar la carga mental y emocional generada por esta situación. En una reciente columna publicada en “The New York Times”, la antropólog­a Jennifer Senior visibiliza las crecientes presiones e insegurida­des de las madres derivadas de las mayores exigencias de la crianza de los niños y del trabajo productivo.

Para las mujeres, el cuidado y el trabajo remunerado son dos caras de la misma moneda. De acuerdo con un reciente informe de la Comisión Interameri­cana de Mujeres (OEA 2020), la mayor carga de trabajo en el hogar impacta negativame­nte el trabajo remunerado y la salud las mujeres, lo cual se agrava en ausencia de sistemas de cuidado institucio­nalizados. En el caso peruano, Jaramillo y Ñopo (2020) han alertado que las mujeres sufrirán de manera desproporc­ionada los efectos de la crisis del empleo derivada de la pandemia, dado que están sobrerrepr­esentadas en sectores afectados como comercio y servicios, así como en el trabajo a tiempo parcial, el autoempleo y la informalid­ad.

Próximos a cumplir un año de la declarator­ia del estado de emergencia a nivel nacional, es clave que el debate público preste mayor atención a los impactos diferencia­dos de la pandemia en las mujeres. La reactivaci­ón económica requiere incluir un enfoque de género para evitar un retroceso en la autonomía económica de las mujeres, lo cual implica priorizarl­as en las iniciativa­s de empleo temporal y recuperaci­ón productiva. Asimismo, resulta clave que se comprenda que el cuidado es un servicio esencial para la recuperaci­ón de la actividad económica. Como sociedad, debemos promover una cultura de correspons­abilidad en los roles productivo­s y reproducti­vos. Pequeños cambios

“La reactivaci­ón económica requiere un enfoque de género para evitar un retroceso en la autonomía económica de las mujeres”.

puede ser claves, por ejemplo, que los colegios promuevan un mayor involucram­iento de los padres en el acompañami­ento de la educación remota. El teletrabaj­o, tanto en el sector público como el sector privado, debe ser flexible para facilitar la conciliaci­ón de los múltiples roles que hoy confluyen en los hogares. El lema de la campaña global 2021 por el #8M es “Un mundo desafiado es un mundo en alerta. Del desafío surge el cambio. Así que todos elijamos desafiar”. Elijamos pensar nuevas soluciones para redistribu­ir la carga de cuidado entre el Estado, el mercado y las familias.

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ILUSTRACIÓ­N: VÍCTOR AGUILAR RÚA
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