Jean Pierre Magnet prepara dos nuevos discos, concierto virtual y libro autobiográfico
Con dos discos y un libro autobiográfico bajo el brazo, el músico de 71 años demuestra la vigencia del sonido de su saxofón y su inagotable capacidad creativa en medio de la adversidad. Este 26 de junio estrena concierto virtual junto con Eva Ayllón.
Se siente un hombre afortunado. Primero, nos dice, por ser músico. Segundo, porque su padre lo apoyó sin titubear cuando, a los 10 años, le dijo que quería tocar el saxofón. Jean Pierre Magnet recuerda que tras esa confesión su progenitor le compró, al tercer día, el instrumento del que se enamoró desde la primera vez que oyó su sonido. Cuando este falleció, su madre hizo hasta lo imposible para que él pudiera estudiar música en Argentina y luego en Estados Unidos. Esto último ocurrió durante la época de Juan Velasco Alvarado. “Imagínate, cuando el rock y todo ritmo extranjero estaba prohibido. Por eso y más, soy afortunado”, afirma. Estos recuerdos son parte del libro que acaba de concluir durante el confinamiento, tiempo en el que a pesar de las difíciles circunstancias económicas que le ha tocado vivir le ha servido para demostrar que su creatividad está más viva que nunca.
Además de sus memorias –que incluyen su paso por notables bandas como Traffic Sound, Perú-Jazz, Wayruro y La Gran Banda–, Magnet viene trabajando el disco “La nueva Chabuca”, así como un ambicioso proyecto denominado “La nueva música del Perú”. Inquieto y siempre entusiasta, el creador de “Serenata de los Andes” acaba de grabar en el Gran Teatro Nacional el concierto “Nuevos rumbos – septeto”, espectáculo que se nutre de la riqueza rítmica de Eva Ayllón y de la libertad musical que lo caracteriza. A pocos días del estreno del show, que llega acompañado de un CD, y en medio de los ajetreos de la inminente mudanza del también compositor, conversamos con él vía telefónica.
—Aparte del disco que saldrá del concierto con Eva, “La nueva Chabuca” ya está en marcha. ¿Qué significa este homenaje?
Es un nuevo idioma. Empecé a escucharla con más atención por su centenario y quise hacer algo diferente. Yo siempre toco con el `Chino' Figueroa, y algunos de los temas infaltables de Chabuca son “Fina estampa”, “José Antonio”, “La flor de la canela”, “El puente los suspiros” y un par más. Esas canciones las tengo metidas en el cuerpo. De repente, en mi iPad marqué un ritmo con un sintetizador y grabé “Fina estampa” de una manera muy libre. Así que le mandé mi grabación de saxo al `Chino' y le pedí que lo vistiera. Cuando lo mandó, lloré de emoción. Ese es el punto de partida para el disco que suena muy moderno e innovador. Está todavía al 25%, pero estoy rezando para terminarlo en agosto o setiembre.
“Hago música que me sale del alma. Mi propia identidad es mi bandera”.
—Sé que tiene otro proyecto que lo entusiasma.
Sí, se va a llamar “La nueva música del Perú”, que será interpretado por La Nueva Orquesta. Todo es nuevo [ risas]. Voy a formar esta orquesta con más de 20 músicos. Es un formato de dos cornos, un trombón, una trompeta, dos saxofones, seis violines, tres chelos, bajo, guitarra, batería, percusión, dos teclados, tres cantantes, una zampoña.
—¿A qué se refiere exactamente con aquello de “la nueva música del Perú”?
Ya escribí una cumbia, ahora voy a hacer un tema afroperuano con mis amigos Ballumbrosio. Voy a incursionar en algún sonido selvático, tengo tres temas andinos. Lo que quiero es magnificar los estilos de la música del Perú. Voy a utilizar programas de sonidos y los mezclaré con los sonidos naturales. Estoy seguro de que esto va a asombrar a muchos y hasta va a hacer que se les paren los pelos.
—Con tantos proyectos en la cabeza, ¿cómo ha vivido el confinamiento?
En medio de esta crisis me ha llegado una inspiración creativa muy grande. Salió lo de Chabuca, lo de la nueva música y he escrito mis memorias. Yo no doy clases de música, pero comparto mis vivencias. Durante la primera quincena de enero, en Trujillo, mi hijo y yo estuvimos con el coronavirus, felizmente leve. Ahora ya estoy vacunado.
—¿Qué ha hecho para sortear estos 15 meses, prácticamente sin trabajo?
Estoy pasando una situación crítica, me estoy mudando a un sitio pequeñito. Tengo que amoldarme. Pero lo estoy haciendo con mucha resignación. Tengo 71 años y tú sabes que uno se aferra a ciertas cosas. Veo todo esto como una oportunidad para donar todo aquello que no uso a la gente que lo necesita. Pero estoy contento por la creatividad que estoy teniendo, por los discos que están en proceso y por la música que voy a hacer. La plata la provee Dios. He tenido que vender mis carros y he comprado una bicicleta. La verdad, he estado tocando en algunos parques para cinco o seis personas reunidas para un cumpleaños, o tocando debajo de un balcón. Regalías por autoría también me caen.
—Si tuviera que resumir su vida en unas cuántas líneas, ¿que nos diría?
Que he tenido una vida afortunada, porque pude encontrar la música a temprana edad y porque descubrí mi camino musical. Yo he hecho de todo, desde rock hasta chicha. Mi libro se llama “Jean Pierre Magnet: la música, regalo del cielo” y empieza desde los tres o cuatro años, cuando paso a vivir a un hotel. Fui muy feliz. Mi vida es una novela de aventuras musicales y terrenas, muy chévere.
—¿Por qué no le gusta usar la palabra fusión cuando habla de sus trabajos musicales?
Creo que no es la palabra adecuada, generaliza mucho los estilos. ¿Qué cosa es fusión? A mí me suena a infusión. Por ejemplo, de Perú Jazz decían que tocaba fusión, pero no. Teníamos los ritmos peruanos y le poníamos melodías libres que vienen del idioma del jazz e improvisábamos. “Serenata de los Andes” tampoco es fusión. Yo hago música andina que me sale del alma. Es como mi olor: si sudo, huelo a mí. Por eso digo que yo no fusiono. Mi propia identidad es mi bandera.