La literatura es juego
“Rodillas sucias” Trompo, pichanga, chapadas. Seis relatos infantiles en torno a las prácticas lúdicas componen este libro escrito por Jorge Eslava e ilustrado por Andrea Lértora.
“¡Mira como tienes las rodillas!”, era el grito de la madre de Jorge Eslava al ver regresar a casa a sus siete hijos, luego de horas de juegos y travesuras callejeras. La frase –clásica de muchas mamás– le sirve de epígrafe y deviene en el título de “Rodillas sucias”, un lindo libro de cuentos que Eslava acaba de poner en circulación con el sello Planeta Junior.
Los seis relatos –breves, de lenguaje sencillo– giran en torno a aquellos juegos infantiles marcados por“la invención y la vivacidad ”, como bien pone el autor: las escondidas, el lingo, la cometa y varios otros más que son referenciados en sus páginas. Además, los ambienta en seis regiones diferentes del Perú y su narración se complementa a la perfección con las ilustraciones de Andrea Lértora, de tonos terrosos como el suelo donde mejor se juega, y de trazo movedizo, fiel a los brincos y al correteo.
“Para mí escribir es un juego –dice Eslava sobre el vínculo entre la escritura y lo lúdico–. Pero jugar no es solo divertirse. `Divertere', origen latino de la palabra, significa desviarse de algo penoso o pesado. Yo he jugado pelota y boxeado hasta antes del apande mi ay siempre estas activi--da des representa ron una gran exigencia. Pocas veces me he parado en el arco para entretenerme; no, mi misión era evitar a toda costa un gol. Casi una cuestión moral con mis compañeros y conmigo, pues para jugar es preciso cumplir con ciertas normas”.
Es justamente en ese equilibrio entre el entretenimiento y el compromiso donde el escritor y docente prefiere posicionarse: “Igual cuando escribo: no se trata de una actividad de recreación, sino de disciplina y rectitud, donde por supuesto siempre hay lugar para el humor. Para decirlo en una frase: un acto de responsabilidad y travesura”.
—Habla, ¿sales?—
Eslava, quien además es coleccionista de juguetes populares, se ha valido de una profusa bibliografía sobre el juego, con referencias que se mueven entre la psicología, la filosofía y la ficción. “Desde recreaciones en algunos cuentos como` El trompo' de Diez Canseco, `Los escoleros' de Arguedas o `Paco Yunque' de Vallejo, hasta libros sesudos y estimulantes como `La imaginación y el arte en la infancia' de Vigotsky ,` Juguetes' de Walter Benjamin o mi in falta ble amigo Constantino Carvallo con `El juego en la educación pre-escolar'”, cuenta.
También han influido las experiencias y memorias personales. La infancia en Magdalena, por ejemplo; en la cuadra 8 de Daniel Alcides Carrión, cerca del hoy desaparecido Cine Brasil, y en el límite entre las dos caras del distrito. “La Vieja Magdalena, de hermosa tradición, y la Nueva o del Mar, con los burgueses que no encontraron lugar en San Isidro ni Miraflores”, recuerda Eslava.
¿Entonces por qué ya no se ve a tantos niños jugando en la calle como antes? ¿Es que en efecto vivimos en una ciudad mucho menos segura que la de nuestros padres?, le preguntamos al autor. “Sin duda, tanto el paisaje humano como el paisaje urbanístico sufrieron un duro revés a partir de los años ochenta. La violencia del país obligó a padres y maestros a convertirse en cancerberos de ciudades sitiadas. Es evidente en Lima, donde calles y parques dejaron de ser lugares públicos para transformarse en espacios trancados y enrejados”, afirma.
“Y en estas prisiones erizadas por la desconfianza y el miedo ingresó, casi como un bálsamo, la turbulencia de la tecnología –agrega con evidente pesar–. Recordemos la tranquilidad que ofrecía a los padres tener en casa a sus hijos, bien seguros, aunque atiborrados de tele y PlayStation. De modo que la penosa situación del país fue un caldo de cultivo para erosionar los caminos educativos tanto en el hogar como en la escuela”.
Lo que nos conduce al siguiente dilema: ¿puede competir la artesanal hechura de un trompo contra la virtualidad de “Dota” o “Fortnite”? ¿No es irreversible el paso de la pichanga de barrio a la comodidad sin sudor del “FIFA” o el “PES”?
“No sé si por ventura o desgracia sigo pisando firme el terreno de la utopía –contraataca Eslava–. Como padre y profesor siempre me ha parecido más fascinante lo deseable y lo verosímil que ser custodio de la absurda realidad. Educar como guardián de un orden establecido es, sin duda, menos riesgoso y atractivo que formar jóvenes para la fuga hacia la fantasía. Hay todavía un espacio para seguir soñando en recuperar aquellos juegos populares que ponían en escena la adrenalina, el esfuerzo del músculo, la solidaridad y la inventiva de nuestros primeros años. Y es cuando la presencia de familiares y docentes resulta imprescindible, pues la aventura creadora del juego esencial apenas apela al cuerpo humano y a unos pocos elementos del entorno natural”.
“En Lima, calles y parques dejaron de ser lugares públicos para transformarse en espacios trancados y enrejados”.
Jorge Eslava Escritor y docente