Los Dinámicos tejieron red de sobornos y favores políticos
Caso se inició con una investigación a tramitadores de brevetes y jaladores en el 2019 Las escuchas telefónicas a los miembros de esta red terminaron conectando con dirigentes de Perú Libre.
Indicios. Las escuchas legales a la mafia llevaron a conectar con importantes cuadros de Perú Libre.
Era el 4 de enero del 2021, poco después del mediodía. Arturo Cárdenas Tovar, secretario de Organización Nacional de Perú Libre, llamó al celular personal de Waldys Vilcapoma Manrique, quien candidateaba al Congreso por Pasco en representación de su partido y también estaba a cargo de la sede en Satipo de la Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones (DRTC) de Junín. Tenía algo urgente que decirle.
Cárdenas, por entonces, estaba enfocado en la campaña presidencial que Perú Libre había iniciado unos días atrás y con mayor razón porque era parte de la delegación que acompañaría al candidato Pedro Castillo en las diferentes visitas que iba a realizar al interior del país.
En la conversación, Cárdenas le pide a Vilcapoma que haga entrar a “uno nomás al día” porque estaba sin trabajo y tenía que estar en las ciudades de Ayacucho, Cusco y Huancavelica por la campaña. “Ya, listo”, recibió de respuesta.
Cárdenas no lo sabía, pero aquella conversación era una de las tantas que estaban siendo escuchadas por la policía. Los agentes de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) venían siguiendo sus pasos desde el año pasado y sabían perfectamente a qué se refería cuando decía que “va a entrar uno nomás”.
“Uno nomás” era una persona cualquiera que se acercaba a la DRTC para tramitar su licencia de conducir, pero sin seguir el procedimiento regular. Se trataba del soborno que se pagaba para pasar las evaluaciones sin darlas. El monto dependía del servicio: entre 500 y 800 soles si solo ayudaban en una prueba, y entre 1.500 y 2.000 si era por todo: examen médico, reglamento y manejo. El dinero se repartía entre los actores que participaban.
Esa vez, de acuerdo con las indagaciones, Cárdenas dio la orden de que la cuota que pagara un postulante, de los varios que acudían, fuera directamente a su bolsillo.
— Origen y métodos—
Desde el 2019, la Diviac investiga una presunta organización criminal enquistada en la DRTC, tanto en su sede de Huancayo como en la de Satipo. El caso se abrió luego de constantes denuncias de que allí, a cambio de coimas, entregaban el permiso de conducir. Lo único que se tenía que hacer era contactarse con alguno de los integrantes de esa red de jaladores, representantes de las escuelas de manejo y centros médicos y empleados de la DRTC. La policía los apodó Los Dinámicos del Centro.
La investigación tuvo como base el testimonio de una agente especial: una civil que conocía cómo era el negocio por dentro. Ella contó que el circuito empezaba con los jaladores que pululan en las inmediaciones de la DRTC y que al ver a alguien como posible cliente, lo abordaban y le decían los pasos que debía seguir. Luego, en confianza, le comentaban que existía una segunda opción más directa que implicaba un pago adicional. Si aceptaba, ellos harían lo demás.
Primero, le entregaban un certificado médico sin haber sido evaluado. Después, se aseguraban de que aprobara el examen de reglas. Para eludir las cámaras de seguridad, los evaluadores se acercaban a su silla y le daban una palmada en el hombro por 35 de las 40 preguntas que tenía que resolver (cantidad suficiente para aprobar). Si la respuesta era A, entonces daban un ligero golpe en la espalda. Si era B, dos. Si era C, tres. Y así sucesivamente. Aunque la agente también habló acerca de que un técnico de la DRTC intervenía la computadora asignada, a través del programa TeamViewer, y llenaba el formulario por la persona.
Por último estaba la prueba de manejo. Para evitar suspicacias, Los Dinámicos del Centro desaprobaban a sus clientes que no sabían conducir. Sin embargo, luego ingresaban al sistema una calificación diferente. Por ejemplo, el personal de la Diviac constató que el 5, 6 y 7 de noviembre del 2019 aprobaron 7, 8 y 7 personas, respectivamente, de un total de 72, 72 y 74 postulantes que se presentaron. Pero después apareció en el sistema que aprobaron 39 el 5 de noviembre, 34 el 6 y 29 el 7.
La red había sido descubierta. Se identificó a al menos sesenta beneficiados con los brevetes ilegales y se sospechaba de otras cien personas más. Sin embargo, la aparición de un nombre en las escuchas telefónicas abrió una nueva línea de investigación. Por entonces, el caso se centraba en jaladores, tramitadores y uno que otro empleado de la DRTC. No obstante, las conversaciones involucraron a funcionarios de más alto rango.
El 18 de febrero del 2020, pasadas las 6 p.m., Mamerto Tomás Cristóbal, un trabajador de la DRTC y miembro de Los Dinámicos del Centro, llamó preocupado a su colega Pablo Ayala Cárdenas. Ellos hablaron de que una tal Marina era la que controlaba todo lo de las licencias.
Marina es Marina Asunción Vásquez López, j efa de personal de la DRTC y a cargo de la Secretaría de Organización Oriente en Perú Libre. La funcionaria fue incluida en la investigación y sus comunicaciones también comenzaron a ser escuchadas. A través de ella, se llegó a Waldys Vilcapoma; y a través de él, a Arturo Cárdenas. Sus llamadas también llevaron a José Bendezú Gutarra, fundador y secretario nacional de prensa de Perú Libre, quien, además, tuvo una participación activa en la campaña de Castillo.
Los diálogos entre los dirigentes de Perú Libre iban más allá de los brevetes. Conversaban, por ejemplo, de puestos de trabajo para los militantes del partido y sus allegados, sobre el cobro de cupos para pagar la reparación civil de su líder Vladimir Cerrón, etc. Toda una maquinaria cuya real dimensión todavía se desconoce.