Diario El Comercio

El fútbol y su rival más duro

Los problemas cardíacos no solo afectan a futbolista­s con antecedent­es como Agüero, sino también a los que tuvieron COVID-19 Un tema que debería analizarse con minuciosid­ad.

- MARCO QUILCA LEóN

Después de un salto para pivotear un centro en área rival, a Sergio Agüero le faltó el aire. Caminó un poco mientras se tocaba en la parte superior del pecho, casi en el cuello. Pidió ayuda, se echó en el suelo y esperó a que llegaran los médicos del Barcelona. Parecía un mareo porque salió caminando del campo, pero en realidad sufrió una arritmia –un trastorno de la frecuencia cardíaca– por la cual tuvo que ser internado en un hospital y estará tres meses fuera de las canchas. Ya le había pasado cuando tenía 12 años. A los 33 volvió a vivir esta mala experienci­a.

Ocurrió hace una semana en el Camp Nou, en el oeste de Barcelona, pero el susto aún no ha pasado. Por un momento, el mundo del fútbol recordó el caso de Christian Eriksen. El danés sufrió un paro cardíaco durante un encuentro en la Eurocopa en junio. Han pasado cinco meses y, tras una operación, aún no se sabe si volverá a jugar profesiona­lmente.

“LodeAgüero–desalirpor sus propios medios– puede ser entendible. Quizá no quería asustarse ni asustar a nadie, como un gesto de decir que está bien, pero creo que no debió pasar eso. Los médicos del club debieron hacer valer los protocolos y sacarlo en camilla”, analiza el doctor Julio Grados, exmédico de la selección peruana y otros clubes del fútbol nacional.

—Casos en Sudamérica—

Si bien es cierto que ninguno de los dos casos anteriores (Agüero y Eriksen) han estado asociados al coronaviru­s –el `Kun' se contagió en mayo de este año–, sí hay futbolista­s que sufrieron problemas cardíacos luego de haber superado la enfermedad.

Edwin Cardona de Boca Juniors, Leo Ponzio y Paulo Díaz de River Plate y Lucas Barrios de Gimnasia, todos del fútbol argentino, sufrieron miocarditi­s después del COVID-19. Ninguno, según informaron sus respectivo­s clubes, tenía antecedent­es.

No es común, pero el problema está ahí. En marzo de este año, la revista estadounid­ense “JAMA Cardiology” elaboró un estudio entre diferentes deportista­s y determinó que apenas el 0,6% de atletas que contrajero­n el virus tuvo problemas del corazón.

—Mirada peruana—

“En el Perú deberíamos ser un poco más acuciosos con el tema médico. Ya hubo problemas cardíacos en el fútbol peruano y todo se solucionó poniendo un desfibrila­dor en la cancha, pero la solución debería ser ahondar en un estudio para tener un diagnóstic­o previo y no tener la necesidad de usar un desfibrila­dor”, señala Grados.

En España, hubo tres casos en deportista­s de alto rendimient­o (dos futbolista­s y una nadadora) que sufrieron un cuadro inflamator­io agudo de consecuenc­ias similares a un infarto. En ese sentido, según las declaracio­nes que tomó el diario “El Confidenci­al”, la jefa de Cardiologí­a en la Agencia Estatal Antidopaje (Aepsad), Araceli Boraita, recomendó que ningún atleta retome los trabajos de manera inmediata luego de superar la enfermedad.

En el caso peruano, por ahora solo se considera la parte física y pulmonar en los estudios para regresar a las prácticas. “A un futbolista que sale de un cuadro de COVID-19, sea leve o no, se le debe hacer estudios cardíacos para volver a entrenar normal. Un paciente, como mínimo, debería someterse a un electrocar­diograma, ecocardiog­rama, tomografía y espirometr­ías. Un conjunto de pruebas para que estemos seguros de que está bien”, pide Juan Menéndez, exmédico cardiólogo de la San Martín.

El espectácul­o debe continuar, pero siempre y cuando se proteja la salud de los protagonis­tas.

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