Diario El Comercio

Israel y las organizaci­ones palestinas

- ZENA Agha Escritora y poeta palestina-iraquí de Londres –Glosado, editado y traducido– © The New York Times

El 19 de octubre, el Ministerio de Defensa israelí destacó a seis de las organizaci­ones palestinas de derechos humanos y de la sociedad civil más prominente­s, utilizando pruebas secretas y hasta ahora insuficien­tes, para acusarlas de ser organizaci­ones “terrorista­s” con vínculos con un grupo militante. Pocos días después, Israel aprobó la construcci­ón de más de 3.000 nuevas unidades de asentamien­to en Cisjordani­a y anunció planes para duplicar la población judía-israelí en el valle del Jordán para el 2026.

La criminaliz­ación efectiva de las institucio­nes palestinas y la expansión de los asentamien­tos son dos caras de la misma moneda. El objetivo es claro: silenciar la supervisió­n independie­nte de las violacione­s de derechos humanos de Israel que se interponen entre la anexión total de Cisjordani­a y la rendición de cuentas internacio­nal.

Los grupos objetivo (Al-Haq, Defense for Children Internatio­nal Palestine [D.C.I.P.], la Unión de Comités de Trabajo Agrícola, Addameer, el Centro Bisan de Investigac­ión y Desarrollo y la Unión de Comités de Mujeres Palestinas) son imprescind­ibles para la sociedad civil palestina. Durante más de tres décadas, la documentac­ión rigurosa, el monitoreo, la recopilaci­ón de datos y la promoción internacio­nal de los grupos han sido vitales para revelar la realidad y a menudo son el primer puerto de escala para los diplomátic­os, las Naciones Unidas y la comunidad internacio­nal en general que confía en ellos para evaluar lo que está sucediendo en los territorio­s ocupados.

Como consecuenc­ia del trabajo de estos grupos, las autoridade­s israelíes han asaltado oficinas y hostigado al personal de estas y otras organizaci­ones durante años.

Los grupos internacio­nales de derechos humanos conocidos por documentar las violacione­s de derechos de Israel tampoco se han librado. En el 2019, Israel deportó al director de Human Rights Watch para Israel y Palestina, Omar Shakir, después de una larga batalla legal, y ese mismo año impuso una prohibició­n de viaje al activista de Amnistía Internacio­nal con sede en Cisjordani­a, Laith Abu Zeyad.

Estas tácticas son aparenteme­nte parte de un movimiento continuo más amplio para deslegitim­ar, retirar fondos y destripar permanente­mente a las ONG palestinas.

Estos ataques a la sociedad civil no se limitan a las organizaci­ones que operan en Israel, Gaza y Cisjordani­a. Se detectan en las salas de audiencias, campus y oficinas gubernamen­tales de Europa y América del Norte a través de campañas de difamación, la proliferac­ión de leyes anticonsti­tucionales contra el boicot y demandas destinadas a distraer y agotar a las organizaci­ones sin fines de lucro que brindan solidarida­d a la sociedad civil palestina.

Pero, ¿por qué etiquetar a estos grupos de “terrorista­s” ahora? Sin lugar a dudas, Estados Unidos y Europa son los destinatar­ios de la designació­n. Parece que el objetivo de Israel es convertir en arma la infraestru­ctura en expansión de las leyes antiterror­istas creadas en todo el mundo después del 11 de setiembre.

Aún no se han confirmado todos los efectos de la designació­n. En términos reales, abre la puerta a un mayor hostigamie­nto del personal y los recursos de estas organizaci­ones, aumentando el riesgo de arresto y posible procesamie­nto. Además, si la comunidad internacio­nal está de acuerdo con la designació­n de Israel, estas organizaci­ones podrían ver el final de su recaudació­n de fondos.

Los grupos de la sociedad civil palestina y los organismos internacio­nales de derechos humanos han pedido a Israel que anule de inmediato estas designacio­nes. Cualquiera que esté preocupado por proteger las institucio­nes democrátic­as debe apoyarlos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Peru