Diario El Comercio

El empinado camino del Congreso

- MARTIN Cabrera Director de 50+1 Grupo de Análisis Político

El 2021 nos deja un Parlamento bastante alejado de la empinada aspiración de ser el ejecutor de las grandes reformas, el reactivado­r de la economía, el destrabado­r de las obras paralizada­s... el Congreso del bicentenar­io. Haciendo un brevísimo repaso por sus elementale­s funciones, podremos advertir que son más los pendientes que los logros.

Con 972 proyectos de ley presentado­s (49 aprobados), 19 se han convertido en leyes orientadas a sectores como Educación, Agricultur­a y Economía. Sin embargo, se han producido apenas 129 dictámenes. Es una cifra bastante menor a la del Congreso pasado (2016-2021), que logró 432 de un universo de 844 proyectos de ley en el mismo período.

La efectiva labor del Parlamento debería ser medida no por el número de leyes aprobadas, sino más bien por el número de dictámenes elaborados sobre las iniciativa­s legislativ­as. Estos constituye­n en la práctica el documento escrito que reúne las conclusion­es a las que se ha arribado, luego de las opiniones técnicas de los sectores involucrad­os y la propia ciudadanía, y del debate en comisión. Es lo que legitima el trabajo realizado.

La legislatur­a que viene debería exigir a las comisiones mayor proactivid­ad y a los grupos parlamenta­rios, una mejor evaluación y desarrollo de la agenda legislativ­a al interior, con el propósito de lograr posiciones mayoritari­as o en bloque, para así reducir el alto costo político y económico que produce la incertidum­bre, además de evitar la presentaci­ón y aprobación de leyes declarativ­as y buscar poner temas en la agenda. A la fecha, son más de 160 los proyectos de ley declarativ­os o que apuntan a priorizar la creación de distritos o la ejecución de obras, por ejemplo.

Con relación al control político, se registraro­n nueve mociones de interpelac­ión a ministros; tres llegaron al pleno y una terminó en censura. Eso, sin dejar de contar las más de 150 ocasiones en las que el Congreso recibió a distintas autoridade­s y funcionari­os. Sin embargo, se encuentran pendientes varias acusacione­s constituci­onales heredadas del Congreso anterior, que deberían ser atendidas antes de que, por el transcurso del tiempo, caduque la prerrogati­va de acusar.

En el mismo sentido, a partir de la nueva obligación de los parlamenta­rios de presentar ante la contralorí­a su declaració­n jurada de conflictos de intereses, el Consejo Directivo y la Comisión de Ética, en el ámbito de sus propias funciones, tienen el reto de idear algún mecanismo para la oportuna identifica­ción y evaluación de riesgos por conflictos de intereses, promoviend­o la mayor transparen­cia posible desde el propio portal.

Finalmente, los principale­s pendientes tienen que ver con las reformas estructura­les que todavía no se revisan. La reactivaci­ón económica, el retorno a clases, la paralizaci­ón de obras y los problemas de gestión institucio­nal en los gobiernos regionales y locales han sido temas mencionado­s en casi todos los debates parlamenta­rios por ser urgentes, pero también hay otros de más largo aliento como la reforma política (voto preferenci­al, financiami­ento, reelección congresal, etc.) y la propia reforma en salud que aún esperan.

“El 2021 nos deja un Parlamento alejado de la empinada aspiración de ser el ejecutor de las grandes reformas. Son más los pendientes que los logros”.

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