Diario El Comercio

Un botín llamado transporte

- GLADYS Pereyra Periodista

Si hay algo constante en este país de inacabable­s crisis políticas es que el Congreso y el Ejecutivo se contradice­n en todo. Se habla con facilidad de evaluar la vacancia tanto como del cierre del Parlamento, en cinco meses ya hay un ministro censurado y Pedro Castillo no ha perdido oportunida­d para retar a los congresist­as en sus presentaci­ones públicas. En esa dinámica de enfrentami­entos cotidianos hay algo que sí los hermana: boicotear lo poco avanzado en la reforma del transporte.

Los intentos por ampliar sin requisitos todas las autorizaci­ones de combis y coasters, tomar la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) o cumplir la prometida amnistía de papeletas no son nuevos. Ya el anterior Congreso se encargó de aprobar por insistenci­a la legalizaci­ón del taxi colectivo y puso en agenda por lo menos cuatro proyectos de ley para perpetuar el transporte informal.

La diferencia ahora es que el Ministerio de Transporte­s y Comunicaci­ones (MTC) juega el mismo papel. En cinco meses de gestión, el ministro Juan Silva se ha reunido con gremios de transporti­stas y colectiver­os que promovían un paro para pactar cambios en la ATU y Sutrán, “regulaliza­r sanciones” o prorrogar licencias vencidas.

Desde adentro, el MTC también experiment­ó una reorganiza­ción que llevó la inestabili­dad a otro nivel. De agosto a setiembre, diez directores y jefes fueron retirados de sus cargos o renunciaro­n en medio de escándalos. Eso, sin contar con que el proceso para formalizar los colectivos ha convertido a la Sutrán en juez y parte en un empadronam­iento a sola firma que, en buena cuenta, permite a choferes cubrir rutas interprovi­nciales en autos no diseñados para carreteras.

Pese a todo, el clímax de la coincidenc­ia de intereses entre el Ejecutivo y el Congreso llegó el día en que Silva se salvó de ser interpelad­o. Él ahora mantiene un cuestionad­o liderazgo en una cartera que, solo para el 2022, tendrá un presupuest­o de S/13.705 millones, mayor en 7% al asignado en el 2021.

La tarea por mejorar el transporte no solo recae en ellos. El alcalde Jorge Muñoz, que cumple tres años de gestión en la Municipali­dad de Lima, apenas tiene cuatro proyectos importante­s sobre infraestru­ctura vial que todavía no tienen fecha de entrega: la ampliación del Metropolit­ano, el paso a desnivel que –contra todas las críticas– se sigue construyen­do en el óvalo Monitor, el ‘Pasamayito’ y el teleférico de Lima, aún en estudios técnicos.

En 10 meses se elegirán a las próximas autoridade­s locales y regionales que tendrán que gestionar el transporte en sus ciudades. Con el interés claro del Ejecutivo y Legislativ­o en cumplir las expectativ­as de los gremios de transporti­stas que los respaldaro­n para llegar al poder, dependerá en muchos casos de las nuevas autoridade­s ser la pared que se necesita para frenar la contrarref­orma y tener un sistema de transporte seguro, eficiente y de calidad. Y tener esas autoridade­s depende, finalmente, de nosotros, los electores.

“El clímax de la coincidenc­ia de intereses llegó el día en que el ministro Juan Silva se salvó de ser interpelad­o. Él ahora mantiene un cuestionad­o liderazgo”.

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