Diario El Comercio

Seguridad en el Perú con pronóstico reservado

- RICARDO Valdés Exvicemini­stro de Seguridad Pública del Mininter

Entr amos al 2022 con indicadore­s de insegurida­d ciudadana en franco crecimient­o: sicariato, robo de vehículos e incremento del uso criminal de armas de fuego. Todo parece indicar que continuará­n al alza, pues los departamen­tos de investigac­ión criminal carecen de inversión en tecnología, logística e inteligenc­ia. En la misma situación se encuentran las unidades de criminalís­tica.

La confianza y credibilid­ad en la policía sigue en caída, pues cada vez son menos los que consideran útil acercarse a una comisaría a denunciar los hurtos o asaltos. De no invertirse en sistemas inteligent­es de control territoria­l, de distribuci­ón y gestión policial, comunicaci­ones, vigilancia y patrullaje, las calles continuará­n siendo ganadas por la delincuenc­ia.

Los vasos comunicant­es entre la insegurida­d ciudadana y los grandes negocios criminales son fluidos e intensos. En ese sentido las economías criminales continúan en alza por diversos factores. En parte, porque han devenido en actividad refugio de algunas personas afectadas económicam­ente por la pandemia; así como por la mayor demanda internacio­nal de productos obtenidos ilegalment­e como cocaína, oro o madera fina. Pero sobre todo, por la permisivid­ad de un Estado débil para dar sostenibil­idad a las políticas públicas orientadas a frenar el narcotráfi­co, la tala ilegal, la trata de personas, la minería ilegal y el contraband­o, entre otros negocios criminales.

Las utilidades anuales de estas economías ilegales representa­n algo más de US$7.500 millones, lo que supera con creces el presupuest­o que el Estado ha destinado a los sectores de Interior, Justicia y Defensa.

El presidente anunció hace unos días que su gobierno destinará S/11 mil millones para

“La seguridad en el Perú y el riesgopaís aparecen con pronóstico reservado y con alta posibilida­d de que ingresen a cuidados intensivos, de no mediar cambios”.

combatir la delincuenc­ia. Quien piense que es dinero adicional, se equivoca. Se refiere tan solo al presupuest­o del sector Interior para el presente año. Por cierto, la gran mayoría de ese presupuest­o es gasto corriente, como salarios, pensiones y pago de bienes y servicios.

La situación no es mejor en otros sectores cruciales para garantizar la seguridad. El Ministerio Público ni el Poder Judicial, ni el Instituto Nacional Penitencia­rio podrán realizar mejoras, pues no cuentan con presupuest­o orientado a fortalecer las institucio­nes.

Así las cosas, la seguridad en el Perú y el riesgo-país aparecen con pronóstico reservado y con alta probabilid­ad de que ingresen a cuidados intensivos, de no mediar cambios en la orientació­n y gestión del Ejecutivo.

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