“Hay una banalización que alcanza a todo el arte”
De Antonio Cisneros a Orhan Pamuk, de Carlos Fuentes a Vargas Llosa: una diversa fauna letrada saca las garras en la antología de entrevistas “Animales literarios”.
¿Qué tiene en común un escritor con un gorila, un asno o una mariposa? ¿Cómo identificamos a qué especie pertenece un escritor? Jugando con analogías al azar, el periodista y crítico Alonso Rabí celebra la diversidad de nuestra letrada fauna con “Antiguos y nuevos animales literarios”, reactualización de su celebrado libro de entrevistas a profesionales de la palabra, donde se aventura en un ecosistema cuyas criaturas, unas más escurridizas que otras, están al acecho.
— Vila Matas, recordando a Marguerite Duras, te dice: “A mí me gustaba precisamente porque no era un modelo de conducta ”.¿ Cómo enfrenta un entrevistador a escritores que llevan una máscara de corrección política todo el tiempo?
Todas mis entrevistas nacen de la curiosidad que sienta por un autor después de leer sus libros. Por eso intento esquivar esa máscara e indagar más en lo humano, en la cotidianidad del oficio, en sus percepciones de la realidad.
— Pienso en un entrevistado como Orhan Pamuk, que no pretende precisamente caer bien. ¿Los escritores antipáticos tienen un especial encanto?
Porque han perdido el temor de decirte las cosas a la cara. Muy pocas veces tengo un ánimo confrontacional, pues no es mi temperamento. Sin embargo, también sé que la complacencia quita vigor a las cosas.
— ¿Cuándo sientes que un escritor se “cae” un poco? ¿Cuándo revela una humana mediocridad?
A mí me molestó mucho cuando con Agustín Prado le preguntamos a Carlos Fuentes por un autor como Roberto Bolaño y él dijo que no lo había leído. ¡Que un escritor mexicano de su talla, con México en el centro de sus preocupaciones, no haya leído una novela como “Los detectivessalvajes”erainconcebible!
— ¿Lo consideras un desplante, un ninguneo?
Una muestra de envidia quizá. Difícil saberlo. Pudo haber respondido mejor.
— Bolaño genera buena parte de tus preguntas a varios autores. ¿Por qué?
Para mí, después del `boom', Bolaño representaba la posibilidad de volver a poner la novela latinoamericana en la mesa mundial. Puede no gustarte, pero tiene una potencia indudable.Paramí,represen
ta el eslabón entre “La guerra del fin del mundo”, de Vargas Llosa, y el inicio del siglo XXI. Pregunto por Bolaño porque quiero también buscar respuestas para mí.
— Otra pregunta que compartes con escritores tiene que ver con la lectura de Vargas Llosa a Arguedas en su ensayo “La utopía arcaica”. ¿Qué sacas en limpio de esa polémica?
A mí me parece que Vargas Llosa lee a Arguedas muy honestamente, desde la racionalidad occidental. Pero me parece que esa racionalidad no alcanza para comprender cabalmente a un hombre que pertenecía a dos culturas, que hablaba dos lenguas, que tenía un pie en el mundo occidental y otro en el mundo mítico y mágico de los Andes. Hay zonas donde la mirada de Vargas Llosa no llega o renuncia a comprender. Por eso pregunto a distintos críticos por esa mirada: la relación entre Vargas Llosa y Arguedas dice mucho de la propia literatura peruana. Representan las dos grandes corrientes en las que nos movemos: la gran tradición occidental realista y la corriente mítica mágica andina.
— ¿Crees que, de un tiempo a esta parte, a la gente le interesa cada vez menos lo que piensan los escritores?
Ciertamente, hay una banalización que alcanza a todo el arte. Las personas demandan otro tipo de relaciones con el objeto artístico, lo que también sucede con la literatura. De pronto, interesa más un argumento efectivo, que te golpee. Es el espíritu Netflix y sus series alucinantes que nos tienen atrapados hasta que terminan, sin darnos capacidad de pensamiento ni reflexión. Cierto tipo de ficciones están entrando en esa lógica: se consumen, satisfacen por un rato y luego les dices adiós.