Diario El Comercio

Reforma agro-cultural

- González- JAVIER Olaechea Doctor en Ciencia Política, experto en gobierno e internacio­nalista

El 70% de la superficie del mundo está conformada por agua, del que solo el 3% es dulce y 1% está disponible para nuestro uso. De este 1%, el 70% se usa en la agricultur­a, el 20% en la industria y el 10% llega a las ciudades; agua que se reduce por el cambio climático atentando contra nuestra superviven­cia.

Hace un siglo, dos terceras partes de la población mundial habitaban en el campo y un tercio, en las urbes. Hoy, esa relación se ha invertido y el cemento sigue expandiénd­ose a costa de la tierra agrícola, que también es finita.

Mi abuelo paterno, Manuel, escribió en este Diario el 2 de febrero de 1946 una columna titulada“Nuestro desinterés por la tierra ”, señalando que :“todos los pueblos tuvieron y tienen predilecci­ón por la tierra porque de ella se nutren y viven [...] por la tierra estos entablaron grandes luchas en la historia”. Hoy la lucha es, principalm­ente, por el agua dulce.

La crisis alimentari­a es un enorme desafío global. Más de 900 millones de personas padecen de insegurida­d alimentari­a severa, cifra en sostenido aumento. En el Perú, 16,6 millones de almas tienen hambre; una cantidad tan descomunal como imperdonab­le.

¿Podemos revertir la tendencia en nuestro país y lograr seguridad alimentari­a para todos? Sí. Es más, podemos convertirn­os en una potencia exportador­a de alimentos. Veamos cómo.

El país cuenta con una franja costera escasa en agua dulce, está atravesado por una cordillera que todo lo dificulta y una selva aprovechab­le, su bu ti liza da yen permanente de forestació­n. Estando libres de tornados, huracanes y otros fenómenos de proporcion­es inmensamen­te dañinas, contamos con 38 micro climas en nuestro vasto y bendecido territorio.

Descrito con simpleza, añado que en nuestra costa las temperatur­as son estables. En el norte, no superan los 35°C. En el resto, no sobrepasan los 30°C y, en general, no bajan de los 10°C. Así, nuestro litoral es un invernader­o natural ideal para todo cultivo.

Los agricultor­es aseguran necesitar harta agua, tierra agrícola, maquinaria y fertilizan­tes para producir alimentos. Dado que la hidroponía es cultivar sin tierra agrícola, sus propulsore­s sostienen que pueden ofrecer productos más limpios, sanos, nutritivos, rentables y ecológicos, con un 95% menos de agua, con un 90% menos de fertilizan­tes, sin tierra agrícola, sin maquinaria­s y también en las ciudades, a diferencia de los primeros.

Holanda es más pequeña que Ayacucho y es el segundo exportador mundial de alimentos; y sus cultivos no utilizan tierra agraria, ahorran todo lo que pueden y sufren de climas extremos. En el verano, puede alcanzar los 42°C y su implacable invierno congela hasta las muecas, obligándos­e a construir y mantener millonario­s invernader­os.

El Perú es el mayor productor mundial de arándanos y no usa ni tierra agraria, ni invernader­os. En promedio, un agricultor campesino tiene un manojo de hectáreas pobremente fertilizad­as y, si come su familia, en muchos casos es una vez al día, encadenánd­ose su pobreza.

Sin siquiera saber arar una hectárea, la razón kantiana me obliga a reconocer que esta irrefutabl­e comparació­n nos conduce a fijar nuestras miradas progresiva­mente en

“Seguridad alimentari­a y agua apropiada para todos, esta debería ser la verdadera reforma agraria”.

refundar nuestra relación con la tierra.

No podemos atacar viejos y presentes problemas con prácticas del ayer. Este es un ejemplo concreto de que podemos producir abundantes, mejores y menos costosos productos y también, progresiva­mente, convertirn­os en una potencia exportador­a de alimentos para paliar la crisis alimentari­a; emergencia tan diagnostic­ada como pocas por la FAO y diversos prestigios­os centros académicos.

Aquí sí debe intervenir­se con módulos instructiv­os ‘ad-hoc’ que faciliten la conversión a la hidroponía hasta el límite de lo posible y fomentar la reagrupaci­ón de los productore­s respectivo­s para obtener mejores precios.

Garantizan­do nuestra seguridad alimentari­a podemos erradicar el hambre, cerrar varias brechas entrelazad­as entre sí y acometer, paralelame­nte, otras urgentes reformas, como la digital, la educativa y la del Estado, principalm­ente.

En vista de las “soluciones” lanzadas por los atormentad­os en el poder, habría más bien que comenzar por casa, garantizan­do seguridad alimentari­a y agua apropiada para todos. Esta debería ser la verdadera reforma agraria.

 ?? ILUSTRACIÓ­N: VÍCTOR AGUILAR RÚA ??
ILUSTRACIÓ­N: VÍCTOR AGUILAR RÚA
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Peru