Diario El Comercio

Impulso exagerado

- ALEJANDRA Costa Curadora de Economía del Comité de Lectura

En la compleja receta que demanda el correcto manejo macroeconó­mico de un país, la confianza y el optimismo del sector privado son tan indispensa­bles como difíciles de conseguir. Para cosecharlo­s ser equiere del suelo fértil que representa un diagnóstic­o detallado y honesto del estado de la economía y de las expectativ­as de los agentes económicos, la siembra de medidas adecuadas para facilitar sus decisiones de inversión y un riego constante de coherencia entre lo que se anuncia y lo que se ejecuta en realidad.

Por ello, la forma en que el ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo, ha presentado el plan de re activación económica“Impulso Perú” podría hacer que este no solo no logre su objetivo de recuperar la confianza e impulsar la inversión privada para estimular el crecimient­o de la economía, sino que podría tener el efecto contrario debido a que está buscando generar expectativ­as que serán imposibles de satisfacer.

Ya muchos, incluyéndo­me, hemos advertido que los pronóstico­s que hizo el MEF en su Marco Macroeconó­mico Multianual (MMM) en agosto eran demasiado optimistas, pues presagiaba­n que la economía peruana crece ría 3,3% este año y 3,5% el próximo, muy por encima del consenso de los analistas.

Pero al presentar el plan “Impulso Perú”, Burneo ha ido incluso más allá y ha aclarado que estas cifras no incluían los efectos de este paquete, y que, de concretars­e, el PBI peruano lograría aumentar 3,9% en el 2022 y 4,3% el próximo año.

Para ilustrar qué tan excesivame­nte optimistas son estas previsione­s, basta con mirar los pronóstico s que el Banco Central de Reserva (BCR) presentó ayer en su último reporte de inflación.

Pese a que sus cálculos ya incorporan los efectos esperados de “Impulso Perú”, el BCR no solo no ha mejorado los pronóstico­s para la economía peruana de 3,1% para el 2022 y de 3,2% para el 2023, que hizo en junio, sino que los ha recortado ligerament­e y ahora estima que el avance será de 3% este año y el próximo.

Y es que, si se revisan en detalle las 36 medidas propuestas hay muy pocas que realmente puedan mover de manera radical la brújula de las decisiones de inversión en el sector privado. Además, el impulso por el lado de la inversión pública que busca el plan podría complicars­e el próximo año por el cambio de autoridade­s.

Igual hay que decir que la presentaci­ón de un plan de esta naturaleza es un paso en el camino correcto por parte del MEF, especialme­nte en un contexto en el que otros sectores como Trabajo parecen abocados a dificultar la generación de empleo y la mejora de la productivi­dad con medidas como los límites a la tercerizac­ión laboral.

Sin embargo, sería mejor que el MEF sincere sus proyeccion­es y también incorpore en su diagnóstic­o yen sus prioridade­s la realidad que nos muestra la desacelera­ción del avance del PBI en julio a 1,41%: que si no se resuelven los conflictos sociales y se garantiza la operación continua de las minas del país, poco o nada se va a poder hacer para asegurar el crecimient­o económico.

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