Todas las sangres
Olvídense de “La casa del dragón” y abracen “Los anillos de poder”. Sí, las comparaciones son odiosas; pero si por alguna razón hubiera que elegir entre una y otra serie de fantasía actual, sin dudas la decisión correcta sería la superproducción de Prime Video. ¿La razón? Que lo hace mucho mejor en cuanto a la configuración de sus personajes, su impactante planteamiento visual (conviene verla en el televisor más grande que se tenga a la mano) y la construcción de todo ese desbordante universo que J.R.R. Tolkien creó como parte de su famosa saga de “El señor de los anillos”.
Los primeros cuatro episodios ya estrenados en la plataforma, que se centran en una Tierra Media miles de años antes de la que nos mostró la trilogía de Peter Jackson, impactan con esas imágenes idílicas que, si bien emplean una alta tecnología digital, están bañadas por una luz natural con la que es fácil encandilarse. Entre campos abiertos, castillos y honduras subterráneas, los acontecimientos de “Los anillos de poder” discurren siempre acicateados por el valor, el honor, la gran épica y el choque entre el bien y el mal, en ese sentido bastante fieles a la esencia de los libros de Tolkien.
Y si en otros aspectos, en cambio, la serie toma mayor distancia de la fuente original, es porque toda creación es mutable, cambiante, susceptible de transformaciones debido a los impulsos personales de quien la piensa y pone en práctica, o de las influencias externas de su tiempo y su contexto. Exigirle rigurosidad y apego a una adaptación, como si se tratara de una demanda innegociable, es un argumento ya hace mucho superado.
Por eso sorprende que (en la línea de las bochornosas indignaciones suscitadas por una Sirenita afroamericana) haya quienes alcen la voz por la inclusión de personajes de piel oscura en esta serie. Como si las licencias de la creación fantástica se anularan al momento de buscar alternativas a la blancura y los cabellos rubios. Un capricho paradójico, además, si tenemos en cuenta que en el fondo estamos ante una historia sobre la unidad de las razas y la superación de absurdas diferencias. Y a aquellos a quienes les cuesta entenderlo, solo queda darles un consejo: supérenlo de una buena vez.