Diario El Comercio

Albergues para perros en Lima están al límite de sus capacidade­s

● Hogares para animales deben incluso ocultar sus direccione­s, pues ya no pueden recibir más inquilinos ● En el Perú no hay políticas públicas sobre canes en abandono, ni siquiera cifras oficiales.

- GINO ALVA OLIVERA

Cabezón sobrevivía atado a un poste, a pocos metros de la estación La Cultura del tren eléctrico, en San Borja. Una plancha de madera a la que fue atado sostenía la mitad posterior de su cuerpo, destrozada en un accidente. En una situación así, el resultado más frecuente es la muerte, pero el perro –de unos 5 años– fue rescatado por unos jóvenes que lo entregaron al albergue Milagros Perrunos, en Chorrillos.

Nueve años después, Cabezón se moviliza en una silla de ruedas. “Tenía la médula seccionada y fue imposible que volviera a caminar”, relató Sara Morán, administra­dora del lugar.

En Milagros Perrunos conviven 60 perros, 25 de ellos con algún tipo de discapacid­ad. Solo en alimentaci­ón, el gasto mensual es de S/6.000, los cuales intentan financiar con donaciones, rifas y otras actividade­s.

—En estado crítico—

Hace pocos meses, Morán envió a 30 canes a un hogar amigo en Chancay, al norte de Lima. Como muchos hogares para perros en Lima, atraviesan una situación crítica. “De 100 mensajes que recibimos, 95 son para pedir ayuda, no para ayudar. Hemos quitado la dirección de nuestra página”, comentó.

Wasi Wau, e n Ci e neguilla, cobija a 160 canes y afronta una situación similar. “Estamos al tope y no tenemos ayuda. No podemos hacer más rescates, pero hay casos extremos que no podemos ignorar”, dijo Majo Morales, administra­dora general de este hogar temporal que también guarda reserva sobre su ubicación exacta.

En Voz Animal Perú, ubicado en Chilca, conviven 100 perros y 30 gatos. “Creo que casi todos pasamos por lo mismo. Nosotros también estamos al límite. Ahora, incluso estamos pagando hogares temporales para 30 animales”, comentó Anaís Anaya, fundadora de este proyecto.

La labor de los albergues culmina cuando los canes encuentran un hogar, pero muchos de ellos –sobre todo los perros ancianos y aquellos que sufren alguna discapacid­ad– permanecer­án ahí para siempre. Sara, Majo y Anaís lo entienden así y siguen adelante, a pesar de los obstáculos.

Los socorrista­s son otro eslabón fundamenta­l de esta cadena. Aunque no cuentan con locales para recibir a los animales abandonado­s, asumen la responsabi­lidad de estos: cubren los gastos para su mantenimie­nto y los colocan en hogares temporales mientras trabajan para encontrarl­es una casa.

“Un socorrista tiene a su cargo entre cuatro y diez animalitos en paralelo. [...] La situación actual es inmanejabl­e”, manifestó Noemí Vargas, de Mike al Rescate.

—Sin cifras oficiales—

En el Perú no existe un registro nacional –ni siquiera distrital– de perros en situación de abandono, aunque un estudio elaborado por especialis­tas de la Universida­d Cayetano Heredia en el 2019 estimó que estos eran más de seis millones.

Tampoco se cuenta con informació­n oficial sobre albergues u hogares temporales para animales domésticos. Anaís Anaya calcula que habría al menos 70, aunque no todos trabajan en condicione­s óptimas.

Además, a la fecha no se han diseñado políticas públicas para enfrentar una situación concreta y alarmante: millones de perros y gatos viven en las calles en condicione­s de riesgo, se reproducen sin ningún tipo de control, y están desprotegi­dos y expuestos a virus y bacterias que podrían afectarlos a ellos y a otras especies, incluido el ser humano.

En junio del año pasado, se promulgó la Ley Cuatro Patas, que promueve “la esteriliza­ción [de perros y gatos] como componente de la política nacional de salud pública”.

Además, encarga a los gobiernos regionales y municipios locales la implementa­ción de “programas, campañas y acciones de esteriliza­ción con vocación de permanenci­a y amplio alcance, que se realizarán a precios humanitari­os, priorizand­o los sectores más vulnerable­s de la sociedad”.

En Lima, el costo por esteriliza­r a un perro en una clínica veterinari­a que cumple los protocolos necesarios puede ser superior a S/250. Aunque los municipios y organizaci­ones privadas organizan campañas en las cuales el costo es menor, están no son masivas ni constantes.

Finalmente, un año después de la promulgaci­ón de la ley –que recibió respaldo de diversos sectores–, el Ministerio de Salud aún no la ha reglamenta­do, pese a que el plazo estipulado venció el 20 de julio pasado.

“Estamos en fase de convocator­ia de los representa­ntes de las regiones, porque se busca consenso. Este es un tema muy sensible y espinoso”, dijo a El Comercio una fuente del ministerio.

 ?? CéSAR CAMPOS ?? Wasi Wau cobija a 160 perros en su local de Cieneguill­a y están en busca de un espacio más grande. Este año han dado en adopción a ocho canes.
CéSAR CAMPOS Wasi Wau cobija a 160 perros en su local de Cieneguill­a y están en busca de un espacio más grande. Este año han dado en adopción a ocho canes.

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