“No sabes en qué momento te puede caer a ti una bomba”
Siete meses de guerra ● Bogdán Kaplia estaba en un pueblo ubicado a una hora de Rusia cuando Vladimir Putin ordenó el inicio de la invasión sobre Ucrania ● El joven peruano-ucraniano pudo salir de allí en junio.
Hace exactamente siete meses, el 24 de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, ofrecía un mensaje a la nación en el que informaba que había decidido lanzar una “operación militar especial” con la intención de “desmilitarizar y desnazificar Ucrania”.
Desde entonces, el conf licto ha tenido frustrados intentos de negociación, reportes múltiples sobre masacres, una creciente crisis económica y humanitaria, y además ha empujado al mundo al punto de tensión más alto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Minutos después de finalizado aquel mensaje, tanques rusos ingresaron a Ucrania a través de la región de Chernígov, cerca de la triple frontera entre Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
En esa región, a solo una hora del límite con Rusia, se halla Nóvgorod-Seversky. Y allí se encontraba Bogdán Kaplia, un joven peruanoucraniano que había llegado dos días antes para visitar a su familia.
—Una visita familiar—
Bogdán nació en Lima en el 2003. De madre ucraniana y padre peruano, cada dos años viajaba a Ucrania para visitar a su familia en Nóvgorod-Seversky.
En agosto del 2021, decidió irse a vivir a Ucrania. La seguridad que existía en el país hizo que su madre no dudara de su decisión.
Asentado en Kiev, el joven intentaba visitar tres veces por mes a su familia en Chernígov. Así lo hizo el 22 de febrero de este año.
“Es un lugar bastante pequeño, tiene menos de 10 mil habitantes probablemente. La gente es muy amable”, cuenta a El Comercio.
El joven recuerda que la relación con la comunidad rusa era de hermandad, pues incluso se comunicaban en el mismo idioma.
La noche del 23 de febrero, Bogdán se fue a dormir sin imaginar que su vida estaba a punto de cambiar.
—La guerra ha llegado—
“Eran las 4 de la mañana [del 24] y recuerdo que de repente, no sé por qué, me levanté, vi mi teléfono y reventaba de notificaciones. Mis amigos y mi mamá me preguntaban si estaba bien. Me metí a ver la noticias. En ese momento entré en estado de `shock'. Y comenzaron a caer las bombas, todo empezó a temblar, me tiré al piso. Cuando me levanté, vi tanques pasando”, narra Bogdán.
Los días siguientes estuvieron marcados por el miedo, la incertidumbre y el hambre, pues pasó tres días sin comer debido a que los supermercados quedaron desabastecidos.
Bogdán tuvo la oportunidad de regresar al Perú, pero decidió quedarse. Se enroló en las fuerzas de defensa territoriales, una reserva civil voluntaria. “Si ocupaban nuestro pueblo, me iban a entrenar una semana e iría al frente de batalla. Felizmente, nunca fue ocupado”, explica.
Para f ines de abril, el ejército ruso parecía retroceder y concentró su ofensiva en el Donbás. Este intervalo sirvió para que Bogdán regresara a Kiev, donde permaneció por mes y medio antes de que cediera a la presión de su madre y volviera al Perú.
—Bombardeo brutal—
Antes de eso, sin embargo, quiso despedirse de su abuela en Chernígov.
“Era medianoche y de pronto escuché un silbido. Vi la ventana, creí que era el viento. [Pasaron] 20 segundos y el mismo silbido. Miré a la ventana, explotó, comenzó a salir fuego, los vidrios me cayeron encima. Fue como un terremoto de magnitud 10. Me metí al baño con mi abuela y escuchábamos cómo seguía cayendo todo. Esa hora que duró elbombardeosesintiócomo si fuesen años, no sabes en qué momento te puede caer a ti una bomba. A 800 m de mi casa fue lo más cerca que cayó, en el colegio de mi mamá”, recuerda Bogdán.
Si bien se encuentra en el Perú desde junio, no renuncia a la idea de volver. “Si quieres libertad, tienes que luchar por ella. La guerra te hace ver cosas y te despierta un sentimiento patriótico increíble”.