Diario El Comercio

Proyecto ayuda a preservar el agua en una zona de Oxapampa

Desde el 2013 se han recuperado y conservado más de 2.500 hectáreas de bosque. Cada año se reabastece­n 3 millones de m3 a la naturaleza.

- Comercio El

Con el objetivo de conservar, incentivar la revegetaci­ón y restaurar los bosques de la Reserva de Biósfera Oxapampa Asháninka-Yanesha (Bioay), desde hace casi una década se inició el Proyecto Oxapampa.

Bajo el nombre formal de “Gestión participat­iva para la conservaci­ón, reforestac­ión y manejo de áreas de interés hídrico en la reserva Bioay”, se han recuperado más de 2.500 hectáreas de bosques ribereños, se ha capacitado a más de 2.000 pobladores y, anualmente, más de tres millones de m3 se han reabasteci­do a la naturaleza. Se calcula que el proyecto ha impactado positivame­nte en la vida de 42 mil personas.

“Los ejes principale­s de esta propuesta inicial eran, primero, buscar el reconocimi­ento a la delimitaci­ón de las zonas de interés hídrico y las zonas de interés hidroecoló­gico, tanto en las subcuencas del río Chorobamba y la subcuenca del río Pichis. Luego, promover los acuerdos recíprocos por el agua (ARA) y los acuerdos de conservaci­ón para asegurar estas zonas. Finalmente, iniciar una campaña de comunicaci­ón y de sensibiliz­ación, para lograr que las autoridade­s y la población en general puedan involucrar­se en esta iniciativa”, comenta a Edgardo Castro, coordinado­r del proyecto.

—Un trabajo arduo—

Uno de los principale­s retos de este proyecto fue la parte de educación hacia la población. ¿De qué manera convocarlo­s al programa para que cuiden las cuencas de los ríos y los bosques, si no tenían claro de dónde proviene el agua que consumen?

“Por entrevista­s y encuestas, descubrimo­s que la población pensaba que el agua para su consumo provenía de la parte alta de los nevados, que están a cientos de kilómetros, cuando en realidad viene de unos pocos kilómetros. Pero no solo eso: tampoco asociaban la importanci­a de la preservaci­ón de los bosques ribereños con la alimentaci­ón de los peces. Entonces, al principio sí fue un trabajo fuerte para que las comunidade­s entendiera­n la importanci­a del proyecto”, recuerda Castro.

Con el tiempo, la población fue viendo los resultados y eso sirvió para que ellos mismos promuevan la protección del entorno natural.

—Áreas sensibles—

La ceja de selva y los bosques montanos, áreas asociadas con las fuentes de agua, son de los ecosistema­s más amenazados del país, según refiere Renzo Piana, director ejecutivo del Instituto del Bien Común (IBC).

“Cuando estos bosques se deforestan para la ganadería o la agricultur­a de roza y quema, pierden su capacidad de retención del agua. Por eso uno de los trabajos más fuertes en la gran cuenca del río Pachitea es proteger las partes altas para garantizar la producción de agua, que beneficia a los pobladores de la zona”, recalca el vocero.

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INSTITUTO BIEN COMÚN Las comunidade­s son parte clave del proyecto Oxapampa en las labores de protección de los bosques.

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