Diario El Comercio

ENTRE LA PERSONA Y EL PERSONAJE

-

—¿ Las cornadas las cuentas?

Bueno, las cornadas claro que te asustan. no sé cómo explicarlo. Tienes que intentar no acordarte del cuerpo. Porque aquí hay dos personajes. Está el hombre que está fuera del ruedo, el que tiene familia, y está el personaje, el torero. En el ruedo muchas veces hay que intentar que el hombre no entre al torero, porque ahí es cuando te estás acordando de que tienes cuerpo, de que las cornadas duelen, de que eres un ser humano. Al mismo tiempo, hay veces en que el personaje llega a consumir al ser humano. Así como eres lo suficiente­mente torero para no dejar que el hombre entre al torero, hay que ser lo suficiente­mente hombre para que el torero no entre al que vive fuera del ruedo.

—Tu padre estaba en la plaza en Bilbao.

Sí.

—¿Qué te dijo luego?

No fue él, fue mi mamá. Siempre la había visto como una mujer que no se asustaba y que era tranquila. Pero ese día dijo que nunca más iba a volver a una plaza de toros.

— ¿Esta duplicidad entre personaje y persona cómo conviven? ¿Qué te dicen sobre la corrida que tienes dentro de horas?

El torero me dice que debería ahora mismo estar solo. Y la persona me dice que debo estar aquí con ustedes. Pero ahora soy persona antes que torero. Bueno, pero también es verdad una cosa: hay veces en que hay que dejar que entre un poquito el torero en la persona, y al revés, dejar que el hombre entre un poco en el torero. Porque muchas veces el artista salva al hombre cuando se encuentra mal, y muchas veces el hombre salva al artista.

—¿Cómo te ves dentro de 10 años?

Me acuerdo que esto ya me lo has preguntado antes.

— Sí, pero luego veo lo de Bilbao y veo que tienes una noción propia del tiempo.

Por un lado, te contesto como torero y te puedo decir que cuando me lo preguntas así no me gustaría contestart­e lo que me imaginaría. Porque la vida hay que vivirla día a día, no tarde a tarde. Y pueden pasar tantas cosas en esta profesión que uno nunca sabe. Pero si te hablo como como ser humano y con ganas de conseguir muchas cosas en la vida, me imagino que no sé si seguiré toreando. No creo. No me considero una persona que vaya a estar 20, 25, 30 años toreando. Ahora te lo digo. Quizá luego escojo el otro camino de torear mucho tiempo. Pero no sé. Creo que voy a estar tranquilo. No me gustaría trabajar.

—Hace 15 días que no pisas tu casa por que has estado trabajando jugán do tela vida.

Bueno, pero eso no es trabajar. Eso es filosofía de vida.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Peru