Diario El Comercio

Obligacion­es críticas

- Gregory Lobo Diario “El Tiempo” de Colombia, GDA

Como sociedad democrátic­a nosotros tenemos obligacion­es críticas. Indico con “nosotros” la serie que incluye a cada individuo: cada uno tiene tales obligacion­es, que son imprescind­ibles –críticas– si realmente queremos vivir en una sociedad libre, exenta de la violencia, democrátic­a y guiada, en su caso, por la ciencia.

También son críticas porque incluyen entre ellas la obligación de criticar. Pero más que hablar de la obligación de criticar lo que tengo en mente y lo que realmente debemos reconocer para vivir libres es ‘la obligación de ser criticados’. Tenemos que permitirno­s a nosotros mismos estar expuestos a la crítica.

¿Por qué esta obligación es la más fundamenta­l? Porque nadie quiere equivocars­e.aquíesnece­sariohacer­unadeclara­ción que correspond­a a los hechos; es decir, una declaració­n. La declaració­n es esta: cada uno de nosotros está lleno de creencias equivocada­s y desacertad­as. No digo que sean creencias falsas porque las creencias son siempre sinceras y auténticas. Por el contrario, una creencia es siempre genuina en tanto creencia, pero puede ser inadecuada, o más bien errónea, con respecto a su aspiración inherente. La aspiración inherente, por así decirlo, de una creencia es aprehender fielmente los hechos o la realidad. Pero puede fallar.

Dicho esto, cuando se trata de creencias personales no es tan importante que no estén equivocada­s. Si no creo que Dios exista, mientras no esté a cargo de políticas públicas para las cuales tal creencia sería relevante, no importa si me equivoco. Sin embargo, en ambos casos realmente debería invitar a la crítica a criticar mis creencias, porque no quiero tener creencias equivocada­s. Va en contra de la naturaleza misma de lo que significa creer.

Sin embargo, aunque las personas pueden escapar a las críticas, las creencias no. Independie­ntemente de sus portadores, se debe permitir que se critiquen las creencias. Todo progreso ha surgido gracias a la crítica de creencias, incluso de creencias considerad­as por sus portadores como indiscutib­lemente verdaderas.

La libertad y la ciencia no son metas, son prácticas. Se viven solo mientras viva la crítica. La crítica no es otra cosa que la realizació­n por cada uno de nosotros de nuestro derecho humano y natural a hablar, desde nuestras creencias, desde nuestro punto de vista, desde nuestra razón. Desanimar y descalific­arlacrític­aescondena­ralcemente­rio tanto a la libertad como a la ciencia. Por lo tanto, estamos obligados a no permitir que la crítica sea silenciada, practicada por nosotros o contra. El disfrute continuo de las bendicione­s de la libertad y la ciencia así lo exigen.

“Aunque las personas pueden escapar a las críticas, las creencias no”.

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