Obligaciones críticas
Como sociedad democrática nosotros tenemos obligaciones críticas. Indico con “nosotros” la serie que incluye a cada individuo: cada uno tiene tales obligaciones, que son imprescindibles –críticas– si realmente queremos vivir en una sociedad libre, exenta de la violencia, democrática y guiada, en su caso, por la ciencia.
También son críticas porque incluyen entre ellas la obligación de criticar. Pero más que hablar de la obligación de criticar lo que tengo en mente y lo que realmente debemos reconocer para vivir libres es ‘la obligación de ser criticados’. Tenemos que permitirnos a nosotros mismos estar expuestos a la crítica.
¿Por qué esta obligación es la más fundamental? Porque nadie quiere equivocarse.aquíesnecesariohacerunadeclaración que corresponda a los hechos; es decir, una declaración. La declaración es esta: cada uno de nosotros está lleno de creencias equivocadas y desacertadas. No digo que sean creencias falsas porque las creencias son siempre sinceras y auténticas. Por el contrario, una creencia es siempre genuina en tanto creencia, pero puede ser inadecuada, o más bien errónea, con respecto a su aspiración inherente. La aspiración inherente, por así decirlo, de una creencia es aprehender fielmente los hechos o la realidad. Pero puede fallar.
Dicho esto, cuando se trata de creencias personales no es tan importante que no estén equivocadas. Si no creo que Dios exista, mientras no esté a cargo de políticas públicas para las cuales tal creencia sería relevante, no importa si me equivoco. Sin embargo, en ambos casos realmente debería invitar a la crítica a criticar mis creencias, porque no quiero tener creencias equivocadas. Va en contra de la naturaleza misma de lo que significa creer.
Sin embargo, aunque las personas pueden escapar a las críticas, las creencias no. Independientemente de sus portadores, se debe permitir que se critiquen las creencias. Todo progreso ha surgido gracias a la crítica de creencias, incluso de creencias consideradas por sus portadores como indiscutiblemente verdaderas.
La libertad y la ciencia no son metas, son prácticas. Se viven solo mientras viva la crítica. La crítica no es otra cosa que la realización por cada uno de nosotros de nuestro derecho humano y natural a hablar, desde nuestras creencias, desde nuestro punto de vista, desde nuestra razón. Desanimar y descalificarlacríticaescondenaralcementerio tanto a la libertad como a la ciencia. Por lo tanto, estamos obligados a no permitir que la crítica sea silenciada, practicada por nosotros o contra. El disfrute continuo de las bendiciones de la libertad y la ciencia así lo exigen.
“Aunque las personas pueden escapar a las críticas, las creencias no”.