“El chiste hecho y contado ya no surte efecto”
El imitador debuta como director de teatro con “Locas de humor”. La obra renueva el contacto con la risa y la alegría junto con entrañables actrices. La cita es este 7 de octubre.
Que Patricia Alquinta, Silvia Bardales y Lucy Bacigalupo, tres de las actrices cómicas más recordadas de la televisión nacional, se reencuentren sobre el escenario después de casi una década tiene un responsable con nombre y apellido: Fernando Armas. El contacto fue posible gracias a las redes sociales e impulsado por la nostalgia de haber compartido tanto tiempo juntos en programas como “Risas y salsa” y “Risas en América”.
“Los ex Risas hicimos un grupo de WhatsApp y así se dio esta oportunidad de trabajar juntos otra vez. Estamos con muchas ganas de que el público que nos ha seguido por más de 30 años nos vea en esta nueva etapa de nuestras vidas”, dice el imitador.
En los últimos años, Patricia estuvo fuera del país, Silvia participó en producciones de corte dramático, y Lucy se dedicó al teatro y a la animación. Esta vez, con la chispa intacta de sus mejores años, regresan con “Locas de humor” para interpretar a tres amigas que por diversas circunstancias dejaron de verse y se reúnen nuevamente para compartir sus recuerdos, problemas y sueños. Con los años, una de ellas se ha convertido en un ama de casa con desconocimiento total de la tecnología; la otra es una empresaria con poco éxito en el campo inmobiliario; y la última tiene una cuenta en Tinder y está a punto de abrir otra en OnlyFans para ganar dinero a toda costa. La trama, señala Armas, se cuenta de manera distendida para reírnos de nosotros mismos.
“Silvia tiene muchísima experiencia, Patricia le agrega frescura a su humor, y Lucy es una mujer con una chispa innata”.
—Muchos recordamos los sketchs de “Risas y salsa”. ¿La obra sigue esa línea de humor o rompe con ella?
No es el gag, no es el musical, no son las plumas y lentejuelas, no es la risa exagerada. Es más bien reflexionar sobre cómo muchas personas de mi edad y generación nos vamos quedando en el tiempo cuandodebemosadecuarnos a él para estar vigentes. Ese es el principal mensaje de esta obra. Para mí es una oportunidad de reafirmar que la risa es la mejor terapia que podemos tener para sobrellevar la vida y contar nuestras historias.
—Entonces, es un humor más maduro.
Hay un giro de realidad y humor. Porque hay que entender que las fortalezas de las chicas ya no son las mismas, que el lenguaje con el que hoy en día nos expresamos no es el mismo que el de hace un par de décadas. Lo que ellas hacen es contar desde su experiencia cómo es que el mundo ha ido cambiando. El chiste hecho y contado de los viejos tiempos ya no surte efecto.
—¿Ha sido difícil volver al ruedo con Silvia, Patricia y Lucy?
No es que ellas hayan dejado de estar vigentes, sino que han estado y están en produc
ciones distintas, pero nunca han dejado de ser las actrices de humor que son y que recordamos. En esta comedia hay mucha interacción entre las actrices. Silvia tiene muchísima experiencia en distintos géneros, Patricia le agrega frescura a su humor, y Lucy es una mujer con mucha cancha y con una chispa innata.
—También reaparecerá Laura Chozzo. ¿Ha tenido algún problema por esta imitación?
Será la cuarta loca. No es por crear polémica, pero en un primer momento Laura apreciaba mucho al personaje e inclusive me prestaba su ropa, pero luego se molestó. Christian era el más afectado. Pero, cuando Laura se separó de él, todo cambió. Ella me ha permitido de nuevo hacer este personaje. Lo único malo es que luego de imitarla me queda afectada la garganta con tanto grito.
—Además de productor y director, ¿es el creador del guion?
La idea original es mía, pero no puedo negar el gran aporte de las chicas. Su experiencia es invalorable. En las comedias, el aporte de los actores representa al menos el 50% de lo que pones sobre el escenario. Los guionistas o el director aportan ideas, pero el talento, el carisma y la chispa es lo que hace funcionar una obra de este tipo.
—Reír siempre es necesario, sobre todo en momentos de crisis…
Sí, y yo siento que el Perú no es un país feliz, vivimos en la constante desconfianza. Y la desconfianza genera temor y preocupación. Los que somos mensajeros de la alegría debemos entender que nuestra misión es ser el tubo de escape de la situación caótica en la que vivimos.