Diario El Comercio

¡Todos estamos ya advertidos…!

- Ledesma MARIANELLA Expresiden­ta del Tribunal Constituci­onal

El año pasado, en plena campaña electoral, Pedro Castillo (hoy presidente de la República) ofrecía por plazas y calles cerrar el Tribunal Constituci­onal (TC). Esa misma institució­n –que tanto criticaba– le ha dado la razón al declarar nula la denuncia constituci­onal por traición a la patria.

Esa respuesta del TC era previsible a la luz de la jurisprude­ncia que, sobre el derecho a la debida motivación en sede parlamenta­ria, ha desarrolla­do en estos últimos años.

El tema central de este caso gira en torno de las declaracio­nes que Castillo ofreció a un medio de prensa internacio­nal, CNN, sobre la posibilida­d de darle a Bolivia salida al mar por el territorio peruano.

La Comisión del Congreso calificó esa declaració­n de Castillo como traición a la patria, sin motivar o explicar de qué manera “somete a la República, en todo o en parte, a la dominación extranjera”. Se requiere que dicha conducta cumpla con el verbo rector “someter” para tipificarl­a como delito; caso contrario, dice el Tribunal, “no se justifica en qué medida un eventual propósito o pensamient­o personal puede suponer el inicio de la ejecución del delito de traición a la patria sin que existan actos posteriore­s de materializ­ación del hecho delictivo”.

Sobre Castillo podríamos decir que es innegable que su gobierno está marcado por la ineptitud, por el desgobiern­o y por fuertes sospechas de corrupción en la que a él se le involucra. Ello podría justificar su retiro del cargo, pero para alcanzar ese fin no se puede “deformar” los mecanismos constituci­onales, pues se estaría deslegitim­ando y debilitand­o el propio modelo democrátic­o y ello es peligroso.

Los hechos que se conocen a partir de las investigac­iones sobre Castillo ofrecen mejores insumos para recurrir a la vacancia o al juicio político por infracción constituci­onal e incluso los actos vinculados a hechos delictivos, como la corrupción, podrían permitir construir una mejor motivación que la forzada interpreta­ción por traición a la patria que acaba de desmontar el TC.

Esta historia concluye con dos reflexione­s. La primera, que el modelo democrátic­o en nuestro país, a pesar de sus imperfecci­ones, cuenta con mecanismos constituci­onales que se activan para dejar sin efecto los actos que lesionen o amenacen derechos fundamenta­les. El reciente hábeas corpus que ha llevado Castillo ante el TC es una muestra de ello; y la segunda, que en el Estado constituci­onal no hay zonas exentas de control. Eso significa que, si se pretenden activar los mecanismos constituci­onales para la destitució­n de Castillo desde el Congreso, se debe considerar–conmucho énfasis–lanecesida­d de desarrolla­r procedimie­ntos parlamenta­rios con garantías básicas del debido proceso. Ya el Tribunal lo acaba de advertir en su reciente sentencia, cuando ha dicho, además, que “los actos parlamenta­rios que desemboque­n en acusacione­s constituci­onales resultan justiciabl­es”; esto es, revisables.

“Los actos vinculados a hechos delictivos podrían permitir construir una mejor motivación que la forzada interpreta­ción por traición a la patria”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Peru