Ecuador es pura personalidad
Lo decimos desde hace tiempo: es el fútbol que más evolucionó en Sudamérica en los últimos 33 años. Sobre todo, por partir de donde partió. El quiebre se produjo en la Copa América de 1989 con Dusan Draskovic en el comando técnico. Primero, fue el reemplazo del jugador criollo por el afrodescendiente, que le dio un biotipo imponente; luego, devino el crecimiento técnico y, por último, esta personalidad que vemos desde hace tiempo. En los últimos veinte años, Ecuador clasificó a la misma cantidad de Mundiales que Italia: cuatro. Es un dato revelador. Y en el ámbito sudamericano puede decirse que solo está debajo de Brasil y Argentina, de nadie más.
Esa personalidad quedó expuesta una vez más ante Holanda. Arrancó perdiendo casi con un gol de vestuario frente a una selección con historia en los Mundiales, pero no acusó el golpe, mostró serenidad y temple, desarrolló su juego sin complejos, hizo ver flojita a Holanda y mereció más que el punto. Luego, llegó el empate de Enner Valencia, convertido en una estrella mundialista.
Todos los neutrales que se hicieron presentes en el estadio Khalifa salieron con una impresión óptima de Ecuador, que sabe a lo que juega, pero sobre todo muestra un temple y un carácter notables. Es, por sobre todas las cosas, un equipo generoso en el esfuerzo, solidario. Y bravo, no se arredra por nada ni con nadie. Desde luego le cabe a Gustavo Alfaro una buena porción de mérito por haberlos elegido y darles un funcionamiento, pero sin dudas hay que atribuirlo a que es una generación buenísima. Alfaro supo verlos y pararlos bien en el campo. La alegría y satisfacción de los miles de ecuatorianos que asistieron al partido habla de que vieron una actuación robusta, pero además se sienten representados por este once de Alfaro.
—Pilares—
Dentro de esta camada pródiga hay que destacar, por encima de todos, a Piero Hincapié, un jugador llamado a ser un grande, al que el Bayer Leverkusen ya le queda chico. Parece imposible pasarlo en el mano a mano, es un gran anticipador, posee el grado de concentración de los elegidos, intuitivo en la marca, vivísimo para poner el cuerpo. Otro es Moisés Caicedo, con las virtudes que se le conocen: ubicación, técnica de manejo, criterio para distribuir, despliegue, ida y vuelta. Y vocación de pisar el área rival cuando la jugada lo permite.
Luego está, desde luego, Enner Valencia y sus 38 goles con la selección, su viveza para estar siempre en el lugar exacto en el área, para machacar arqueros en los rebotes o para el cabezazo ganador. Va por los 33 años, ¿le dará para otro Mundial más? Y Pervis Estupiñán, con virtudes similares a las de Hincapié. También fantástico por fuerza, por ambición ofensiva. Félix Torres es otro impasable, y Jhegson Méndez un ‘5’ ordenado y trabajador.
Para Ecuador es distinto, el punto lo dejaba en cuatro unidades, una más que Senegal, pero dado que se medirán el próximo martes, el partido se convierte en una final. Ecuador puede pasar con una igualdad, Senegal debe ganar, pero nada es imposible y los de Alfaro deberán tener mucho cuidado. Para darle valor a todo lo hecho hasta ahora, deben alcanzar la siguiente ronda.
“Para darle valor a todo lo hecho, deben alcanzar la siguiente ronda”.