En busca del tremendo juez
El jueves 1 de diciembre, los jueces Héctor Lama, Carlos Arias y Javier Arévalo pelearán por suceder a Elvia Barrios en la presidencia del Poder Judicial. Las opciones están divididas.
Llamé a la jueza Elvia Barrios para que me contara qué retos le esperan a su sucesor. Me estaba hablando de su plan de juzgados de ejecución que alivien el grueso de la sobrecarga procesal cuando hizo un silencio y ex
clamó: “¡Pero quién es esta,
qué es esta locura!”. Repuesta de su sorpresa y yo de la mía, me contó que acababa de ver que una total desconocida para ella había presentado un hábeas corpus `a favor de su libertad de trabajo', contra la Junta Nacional de Justicia (JNJ), por un proceso disciplinario que allí se le sigue.
Les cuento esta anécdota para que quede registrado que el mandato de un presidente del Poder Judicial –cortísimo, de dos años y sin posibilidad de reelección inmediata o mediata– no se agota en planes para disminuir la carga procesal, avanzar en la consolidación del EJE (expediente judicial electrónico) y en el cumplimiento de su PEI (Programa Estratégico Institucional). Incluye enfrentar intrigas como la del hábeas corpus inconsulto. Y también denuncias que, en otros casos, quizá se resolverían con celeridad. La que procesa la JNJ contra ella es por no haber advertido de la contratación de su esposo en el JNE. Han pasado alrededor de siete años del hecho, pero cierta inercia mantiene vivo el expediente. El ponente del caso, Guillermo Thornberry, dramático, pide la destitución. Por otro caso similar, también relacionado al JNE, se ha impuesto una amonestación al expresidente del Poder Judicial (PJ) José Luis Lecaros.
El juez supremo Javier Arévalo Vela también afronta un proceso en la JNJ. ¿Adivinan de qué se trata? De no haber advertido de la contratación de un familiar suyo en el JNE. Caray, esto del JNE es casi una tradición judicial. Si es tal, la JNJ podría haberse propuesto extirparla, pero no debiera hacerla tan larga, sobre todo en el caso de Aré va lo .¿ Porqué lo des taco? Porque es uno de los tres candidatos que se han lanzado a la conquista del PJ junto a Carlos Arias Lazarte y Héctor Lama More. El voto es secreto y se gana por mayoría absoluta. Si nadie gana la mitad más uno de los votos, inmediatamente se vota una segunda vuelta entre los dos primeros. Si hay empate, se unge al más antiguo. A propósito de antigüedad, empiezo por hablarles de un límite insólito entre los tres.
Héctor Lama More nació el 5 de abril de 1954 en Sullana. En el 2024 cumple 70 años y pasa a retiro por mandato de ley. Si fuese elegido el próximo jueves, empezaría su mandato el 1 de enero del 2023 y se retiraría forzosamente el 5 de abril del 2024 tras apenas un año y tres meses de gestión. Sus pares tendrían que elegirle un reemplazo por los nueve meses restantes. ¿Para qué postular con un límite de edad? Lama ya ha postulado en las dos elecciones anteriores y ha perdido ante Lecaros y ante Barrios. Querer coronar su carrera con el máximo puesto en el escalafón es una noble ambición, pero el precio sería abonar a la inestabilidad del PJ.
Resulta que para Lama tampoco hay duda. Lo llamé y me dijo que no se le ocurriría invocar ese principio, que asume el retiro. ¿Por qué postula, entonces? “Si mis colegas me dan su voto, yo no voy a empezar el 1 de enero del 2023. Yo ya he empezado años atrás, por lo menos cinco años, desde que estoy en el Consejo Ejecutivo del PJ. Han estado a mi cargo procesos importantes como el de la consolidación del EJE. Es más, hay un préstamo aprobado del Banco Mundial que permitirá usar una mejor plataforma que la actual; eso consolidaría el EJE de tal forma que colapsaría el modelo gerencial que tenemos hoy. Yo prometo que transformaré y modernizaré la administración del PJ”.
–Uno de dos–
Lama es respetado y avalado por suficientes colegas como para llegar a la segunda vuelta. Pero si su opción se desvaneciera por el límite de tiempo, la elección tendría que darse entre Arévalo y Arias. Ambos tienen buenas credenciales como jueces.
Volvamos por última vez al proceso que pesa sobre Aréva lo. He indagado en fuentes supremas y la posibilidad de sanción parece no preocupar gran cosa a sus colegas. Sin embargo, un juez que conozco me dijo en off: “Cómo podemos hablar o juzgar casos como el de Betssy Chávez si no damos el ejemplo”.
Le pedí a Arévalo conversar, pero no me contestó. Fue, en su tiempo, el juez más joven y es autor de una frondosa bibliografía en materia de derecho laboral. Su plan de gobierno es un amplio diagnóstico de los problemas del PJ y se compromete a poner acentos particular es en el PE I.
Arias Lazarte me pidió conversar personalmente en su despacho del Consejo Consultivo en el Palacio de Justicia. Arias y Lama, vaya coincidencia, son los únicos dos supremos miembros de ese consejo. Arias tiene otro despacho, en la Academia de la Magistratura, de la que es presidente. Le pregunté por aquella y aprovechó para resumirme su vida: “Cuando era niño, tendría 10 años, vivía en Huaraz y mi padre perdió su negocio por un problema judicial. Sentí que fue tan injusto que decidí convertirme
en juez”. Arias promete poner el acento en los juzgados de ejecución, como no pudo hacerlo Barrios.
El resultado será reñido y probablemente vayan a segunda vuelta. Quince jueces supremos no solo juzgarán la aptitud de Lama, Arévalo y Arias, sino que ponderarán el límite de tiempo y el proceso disciplinario de los dos primeros.
Mientras dos poderes de la nación –el Ejecutivo y el Legislativo– están trenzados en un combate a muerte, el Poder Judicial dará el próximo jueves una campanada institucional.
“Mientras el Ejecutivo y el Legislativo están trenzados en un combate mortal, el Poder Judicial dará el jueves 1 una campanada institucional”.