COPA DAVIES
Euforia ● A pesar de la eliminación, Alphonso Davies entró a la historia canadiense con el primer gol mundialista del país que lo recibió a los 5 años.
Entonces 110 años de fútbol discreto, olvidado, han sido resistidos para disfrutar estos breves 68 segundos. Entonces significa que ese fútbol discreto, olvidado, se vuelve una noticia tan gigante que pone entre paréntesis lo que ocurra con el tobillo de Neymar o la estratósfera a la que ha sido elevado otra vez Lionel Messi. Entonces se explica por qué Vargas Llosa decía en 1982 que las crónicas de fútbol “jamás describen un partido o radiografían el desempeño de un jugador: los mitifican”.
Desde el segundo 68 del partido en que Canadá jugó contra Croacia por el Grupo F del Mundial Qatar 2022, Alphonso Davies es un mito. No importa tanto que finalmente su selección haya sido vencida y eliminada por el subcampeón del mundo que lidera Luka Modric 4-1. Lo suyo es un hito que va más allá de la estadística. Va a la memoria canadiense, a la de sus niños, a la de quienes aún no han nacido. Y eso es tan sagrado como estar escrito en una biblia.
—Su historia—
Su kafkiana biografía puede resumirse en cinco ítems. 1) Nació en un campo de refugiados en Ghana, en el 2000. 2) Sus padres escapaban de la segundaguerracivilenLiberia,elpaísqueluegovio nacer a George Weah. 3) A los 5 años llegó a Canadá, un paraíso, el país más feliz del planeta, según el Informe Mundial de la Felicidad del 2021. 4) Ante Bélgica, con toda la responsabilidad encima, falló un penal. 5) Este domingo futbolero marcó el primer gol mundialista de su selección, cuyo pasado se remontaba a una sola participación en México 86, donde quedó último en la tabla.
Su cabezazo, su grito, su obra confirma por qué vemos también el Mundial. No solo para leer los datos inéditos que alguien transformará en historia: el de Davies es el segundo gol más rápido en la historia de los mundiales, tras los 29 segundos del que anotó Clint Dempsey en el USA vs. Ghana en el 2014, según Mister Chip. No solo para admirar los récords que derriban los gigantes tipo Mbappé o Cristiano, o las inmensas respuestas celestes que debe tener Messi cada vez que patea una pelota. También lo vemos para erizarnos cuando hombres como Davies, 22 años, jugador del Bayern, le da las gracias al país que le salvó la vida con lo único que se la salvó de pequeño: jugando.