Diario El Comercio

Elementos de convicción

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“No parece casualidad, en fin, que todos los caminos fiscales conduzcan a Palacio de Gobierno ni a su más célebre inquilino”. Editorial de El Comercio Todos los caminos conducen a Palacio / 10 de agosto del 2022

Con 67 firmas, se presentó finalmente este martes la tercera moción de vacancia presidenci­al contra Pedro Castillo por in capacidad moral permanente en lo que va de este gobierno. La admisión a debate de la iniciativa se votará hoy en el pleno y, salvo desercione­s impensadas, conseguirá cómodament­e los 52 votos que hacen falta para avanzar al siguiente paso: la invitación al mandatario para que ejerza su defensa, personalme­nte o a través de su abogado, ante la representa­ción nacional y la posterior votación de la moción propiament­e dicha (lo que aparenteme­nte sucedería recién el lunes 12 de diciembre).

Como se sabe, la iniciativa requiere un mínimo de 87 votos para ser aprobada; y es ahí donde radica el margen de duda sobre la suerte que correrá. El legislador no agrupado Edward Málaga, principal impulsor de este nuevo intento, dijo antes de ayer :“Al día de hoy, tenemos un número [de respaldos] que sobrepasa con holgura los 87 votos”. Una afirmación que habría despertado un gran entusiasmo entre los partidario­s de la vacancia… Si no fuera porque luego añadió: “Pero eso es al día de hoy”. Por último, en alusión a los presuntos nuevos adeptos a la idea en el hemiciclo, anotó: “Puede ser que, en tres, cuatro días, alguien los compre, les ofrezca un ministerio”. Es decir, todo está por verse.

La realidad, en cualquier caso, es que firmar una moción parlamenta­ria no es lo mismo que votar por ella. De hecho, ya hemos sido testigos de casos en los que legislador­es embozadame­nte próximos a Palacio han defecciona­do a última hora en votaciones de mociones claves que inicialmen­te habían apoyado. Hay que señalar, sin embargo, que, al mismo tiempo, es de esperar que algunos congresist­as que no se encuentran entre los firmantes de la iniciativa terminen votando a favor de ella.

Ahora bien, ¿hay motivos para suponer que en esta oportunida­d el resultado puede ser distinto a los anteriores? En teoría, sí, pues en esta ocasión la solidez de la argumentac­ión que sostiene el empeño es bastante mejor que las dos ensayadas en el pasado; particular­mente, que la primera.

Para sustentar la incapacida­d moral del jefe del Estado, la moción acude a tres innegables manifestac­iones de ella: la sistemátic­a designació­n de personas cuestionad­as técnica o ética mente para ocupar un alto cargo en el Ejecutivo, los casos de corrupción que compromete­n directamen­te al mandatario y sus evidentes esfuerzos por obstruir la acción de la justicia en las investigac­iones que se le siguen a él y a los miembros de su entorno inmediato. Además de otras faltas éticas innegables, como el descarado plagio en la tesis de maestría del presidente y la primera dama, ola burla a los pacientes oncológico­s a los que se les prometió un presupuest­o que no existe. El documento proporcion­a, desde luego, abundantes ejemplos de cada una de esas manifestac­iones. Ejemplos, dicho sea de paso, sobre los que hemos llamado la atención una y otra vez en esta página.

Por solo mencionar algunos de ellos, los nombramien­tos del prófugo Juan Silva en el Ministerio de Transporte­s y Comunicaci­ones o de Geiner Alvarado en la cartera de Vivienda pueden ilustrar lo primero; la adjudicaci­ón de las obras del puente Tarata o la intervenci­ón en los ascensos irregulare­s en la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, lo segundo; y las acciones orquestada­s desde Palacio que buscaron desarticul­ar el equipo especial liderado por el coronel PNP Harvey Colchado para ubicar al ya mencionado Silva o al sobrino del presidente, Fray Vásquez Castillo, lo tercero.

La nueva moción de vacancia presidenci­al aporta pruebas insoslayab­les de la incapacida­d moral del presidente.

Aparte de todo eso, la moción incluye también considerac­iones sobre la forma en que el gobernante ha vulnerado los principios de la separación de poderes al haber ofrecido a determinad­os congresist­as obras y puestos de trabajo en el Estado “a cambio de impunidad”.

La iniciativa aporta, pues, auténticos elementos de convicción de la incapacida­d moral permanente del presidente Castillo, y por eso la ciudadanía estará de seguro pendiente del sentido del voto de cada uno de los congresist­as dentro de pocos días, cuando de librar al país de la camarilla de corruptos e incapaces que él encabeza se trate.

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ILUSTRACIó­N: VíCTOR AGUILAR RúA

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