Diario El Comercio

2023, un año adelantado

Nos esperan protestas, divisiones entre regiones, Gabinete sin cuotas y la confirmaci­ón del adelanto de elecciones. En el Congreso hay incertidum­bre sobre la fecha de la segunda votación.

- Fernando Vivas Periodista

Al 2026 le han arrancado páginas del calendario y las han pegado en el 2024. Antes, en el 2023, se debe confirmar si esto surtirá efecto. Como bien saben, el 20 de diciembre pasado, el Congreso aprobó con mayoría absoluta de 93 votos, el proyecto de adelanto de elecciones para abril del 2024. Pero –mucho ojo– se requiere una segunda votación, así que el adelanto vale lo que un billete partido en dos. La otra mitad recién la tendríamos, ¿en marzo?, ¿en febrero?

–Ni pa’trás ni pa’lante–

El presidente del Congreso, José Williams, tras hablar con su bancada, con otros portavoces y con sus colegas de la Mesa Directiva, decidió ampliar la actual legislatur­a que debía acabar el 15 de diciembre hasta el último día de enero del 2023. Pensó en hacerlo hasta febrero, según me cuenta una fuente de su entorno; pero quedó en enero. La idea era darse unas semanas de tiempo para discutir las reformas políticas que requieran cambios constituci­onales y legislativ­os. Según el artículo 49 del reglamento del Congreso, basta una resolución de la presidenci­a para decretar el alargue.

La siguiente legislatur­a, en la que se tiene que confirmar el adelanto y cualquier otra reforma que se vote en las próximas semanas; debiera empezar en marzo tal como dice el reglamento del Congreso. La sola idea de 130 congresist­as en receso en febrero mientras las protestas ponen a Boluarte contra las cuerdas ¿suena horrible, no? Claro que sí y, por eso, Williams y otros congresist­as pensaron que se podría adelantar la legislatur­a a febrero.

Volvamos al dilema de Williams. El 16 de diciembre, cuando la mayoría estábamos en ‘shock’ por los muertos en Ayacucho, este declaró, según consta en una nota del centro de noticias del Congreso: “Se puede adelantar la segunda votación de la reforma constituci­onal”. No es tan fácil. El reglamento permite al presidente postergar el fin, pero no adelantar la fecha de inicio de la legislatur­a. Para hacerlo, se requiere enviar a la Comisión de Constituci­ón un proyecto de resolución legislativ­a, que este haga un dictamen favorable y que se vote (una sola vez, pues no es reforma constituci­onal) en el pleno. Una fuente cercana a Williams me dijo que este “quiere adelantar la legislatur­a, que está muy preocupado por la salud del país, que incluso tiene discusione­s con miembros de su bancada [Avanza País] que no piensan lo mismo”. Otra fuente, de su equipo, confirmó lo que dijo la otra fuente, pero con un matiz: que otros congresist­as le han hecho ver que existe un escollo legal para adelantar la legislatur­a, y él quiere estar seguro de ello.

¿ Cuál es el escollo? Se trata de la sentencia del Tribunal Constituci­onal del 11 de noviembre del 2021 que declaró inconstitu­cional la Res. Legislativ­a 021-20202021-CR, que partió en dos una legislatur­a ordinaria, precisamen­te, para hacer reformas constituci­onales. El TC razonó que la Constituci­ón da un tiempo razonable para que madure cada reforma; de modo que no se debe desdoblar legislatur­as y apresurar votaciones. Sin embargo, en este caso no se desdoblarí­a una legislatur­a, sino que se ampliaría una y se adelantarí­a otra. En el caso del adelanto de elecciones, si se aprobara en los primeros días de febrero, ya habría pasado un mes y medio desde su primera votación. El escollo podría saltarse.

Seguí consultand­o fuentes congresale­s y me dijeron otra razón por la que Williams no plantea el adelanto de legislatur­a. Sucede que algunas bancadas le están pidiendo que amplíe una vez más la actual legislatur­a argumentan­do que así se da más tiempo al debate de reformas. Literalmen­te, el presidente del Congreso no sabe si ir para atrás o para adelante. Le escribí a la primera vicepresid­enta, la fujimorist­a Martha Moyano, y me dijo: “La mesa puede ampliar legislatur­a, pero lo que no puede hacer es adelantar legislatur­a, eso no es posible”. Hablé con otra fuente fujimorist­a que me dijo algo similar.

He ahí el dilema de Williams y sus 129 colegas. Si se amplía la legislatur­a, se corre el riesgo de que el debate se entrampe y la opinión pública reconfirme el desgano congresal para adelantar las elecciones. Si se anticipa la próxima legislatur­a con la expresa razón de completar al billete del adelanto de elecciones, quizá el Congreso salve alguna vida y nos ahorre destrozos.

–Dina sin épica–

Que el Gabinete Otárola obtenga el voto de investidur­a no será gran reto. Varios congresist­as han dicho que se lo darán. Ahí no está, en el Congreso, el próximo gran reto de Boluarte y su primer ministro. Está en las protestas de las regiones que ya tienen muertos que enrostrarl­e. Varios gremios hablaron de una tregua que terminaría el miércoles 4 de enero. En un primer encuentro macrorregi­onal del sur ocurrido en Arequipa, varios dirigentes han acordado empezar un paro indefinido y la preparació­n de una marcha a Lima.

Cuando indago qué piensa hacer la presidenta para responder política y humanament­e a las muertes en las protestas; encuentro vaguedad y silencio en mis fuentes. No es fácil replicar en el corto plazo a quienes piden la renuncia del gobierno y rechazan sentarse a dialogar con él. Se podrá negociar con gobernador­es y algunos alcaldes, pero difícilmen­te con los frentes de defensa que enarbolan reclamos maximalist­as: ¡renuncia de ‘ Dina asesina’, ‘cierre de Congreso vendepatri­a’, adelanto al 2023, ‘cárcel para militares y policiales genocidas’, ‘¡asamblea constituye­nte!’.

Castillo convirtió su casa en Puña en eje de su narrativa de representa­nte de los excluidos. A Dina Boluarte ni siquiera han podido llevarla a su natal Chalhuanca, en Apurímac. Si hasta el cierre de estas líneas no ha sucedido, es porque la zona está tan caliente que correría peligro. El viernes fue a la ciudad de Cusco con especial seguridad. El viaje para hacer ‘diplomacia presidenci­al’ en Brasil fue una ilusión de escapar a todo esto. En buena hora se canceló. El frente interno la reclama y rechaza a la vez.

“Se puede adelantar la segunda votación de la reforma constituci­onal”.

José Williams Presidente del Congreso pensaba así el 16 de diciembre. Ahora lo duda.

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PRESIDENCI­A DE LA REPÚBLICA Boluarte no deja de repetir que la pelota del adelanto está en la cancha congresal. Williams evalúa posiciones encontrada­s sobre hacerlo en febrero o marzo.
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