Diario El Comercio

Pensiones para nadie

- de Althaus JAIME Analista político

En la izquierda hay un deleite por la destrucció­n. Por tumbarse lo que funciona bien, lo que produce, lo que genera riqueza (sin la que no hay redistribu­ción). Para ponerlo todo en manos del Estado; es decir, de los políticos (de izquierda), hasta terminar de arruinar los países.

Lo último ha sido el proyecto de ley de reforma del sistema de pensiones –preparado por la Comisión de Trabajo, presidida por la inefable Sigrid Bazán–, dirigido, por supuesto, a estatizar el manejo de los ahorros previsiona­les de los peruanos que tienen sus cuentas individual­es en el sistema privado de pensiones. El mismo camino de Bolivia, donde la gestora pública, que se apropió de los fondos privados, destina cada vez más el ahorro previsiona­l de los bolivianos a financiar un enorme défi Popular y la otra, por Fuerza Popular.

fiscal, generado también por una política de nacionaliz­ación del gas que terminó en pérdida de reservas físicas y ausencia de inversione­s. Bolivia dilapidó así sus recursos, y ahora echa mano de los ahorros de los ciudadanos para cubrir el hueco generado.

En el Perú tuvimos la experienci­a del seguro social, que manejaba loquea hora es Es salud y las pensiones. Los gobiernos de los 70 y los 80, deficitari­os, terminaron apropiándo­se de todos los fondos generados por los a portantes para sus pensiones, des falcán do lo. Por eso las pensiones que paga la ONP ahora son financiada­s principalm­ente con nuestros impuestos .¿ Vamos a repetir la historia?

Y por eso en los 90 creamos el sistema privado de pensiones, basado en cuentas de capitaliza­ción individual­es que se agregan en fondos que se invierten para generar rentabilid­ad. Y eso ha funcionado muy bien.

El monto que acumula quien se jubila está conformado en su mayor parte por la rentabilid­ad que han generado sus aportes. Si los aportes son como 1, lo ganado por rentabilid­ad puede sumar 6 o 7. Por supuesto, al ser fondos privados e intangible­s, el Estado no se los puede robar para solventar sus gastos. Al mismo tiempo, las pensiones dejan de ser una carga fiscal, ya que el Estado no tiene que pagarlas y puede dedicarse a sus propios fines. Es decir, suprimimos de cuajo el problema que se presenta ahora en Francia, por ejemplo, donde el Estado ya no puede pagar las pensiones y por eso tiene que aumentar la edad de jubilación, lo que muestra que ni siquiera en un país rico el sistema de reparto –donde los aportes de cada trabajador se disuelven en un fondo común– es sostenible.

El problema del sistema privado de pensiones en el Perú, igual que el público (ONP), es que llega a muy pocos, porque solo alcanza a los formales, a los que están en planilla. Entonces, en lugar de proponer una fórmula que incluya a todos, el proyecto de Sigrid Bazán

pretende destruir lo único que funciona. Tan bien funciona que el sistema ya ha sido saqueado seis veces (retiros) y vuelve a crecer, aunque cada vez con menos fuerza. Pero no solo se quiere estatizar el manejo de los fondos, sino que ahora las cuentas previsiona­les personales serán “nocionales”, lo que quiere decir que no serán reales, sino un cálculo teórico refundido en un fondo común camino al sistema de reparto. Un robo.

En la Asociación por Más y Mejores Pensiones estamos proponiend­o un sistema que incluya a todos, permitiend­o que todos los peruanos a partir de los 18 años puedan abonar a sus cuentas previsiona­les cinco puntos porcentual­es de los 18 del IGV que pagan cuando compran algo, lo que de paso llevará a la formalizac­ión de la economía, porque todos demandarán comprobant­e de pago para recuperar el 5% de sus consumos. Un sistema universal que asegura la vejez a todos sin compromete­r las finanzas estatales y apuntando a resolver el problema estructura­l de la informalid­ad.

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