Historia de Eliana
Comentamos el libro “Familia, exclusión y racismo de la peruanidad: la tía Eliana”, de María Cristina Alcalde, publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Católica.
“Alcalde ha escrito un libro muy personal y meritorio, que merece mucha más atención de la que ha recibido”.
¿Puede un secreto familiar involucrar a una colectividad entera? ¿Es posible que nos ofrezca lecciones sobre nuestras relaciones humanas, tanto privadas como públicas? La antropóloga María Cristina Alcalde está convencida de que ello es factible. Por eso ha escrito un libro muy personal y meritorio: “Familia, exclusión y racismo de la peruanidad: la tía Eliana”. El disparador de este volumen es una historia que Mario Vargas Llosa, pariente de Alcalde por vía paterna, ha contado primero en clave ficcional dentro de “La tía Julia y el escribidor” (1977) y luego desde el plano testimonial en “El pez en al agua” (1993): la de su tía Eliana, una mujer blanca y de clase media acomodada que a finales de los años cuarenta contrajo matrimonio con un ciudadano chino, Lam Man Yon, lo que provocó todo un escándalo: su familia la repudió, la declararon muerta en vida y su nombre fue borrado del árbol genealógico, delos álbumes fotográficos, de las conversaciones de entre casa. ni siquiera cuando murió, apenas a los 34 años, sus allegados más próximos concedieron ir a su entierro. Después ocultaron su biografía, como un hecho ignominioso, a las futuras generaciones del clan.
Alcalde, con notable sensibilidad y agudeza, desgrana esta historia mediante una investigación que salda cuentas con ella misma y a la vez revela los invisibles pero crueles mecanismos de la exclusión y la propensión al estereotipo que contaminan a la sociedad peruana. Un ejemplo es la dificultad para definir la vidadel a mm anyon, quien según algunas fuentes era bodeguero y de acuerdo a otras tenía una sastrería; Alcalde especula con argumentos que quizá no haya ejercido ninguna de esas profesiones y que estas le fueron asignadas por los prejuicios atávicos que condenaban a los migrantes asiáticos a la perenne condición de ser “otros”, sin posibilidades de integración.
Un gran acierto de la autora es contrastar la historia de Eliana con la de Siu Kam Wen, destacado narrador que ha hecho de la comunidad china en nuestro país el centro de su obra, y que ha padecido en carne propia los esquematismos (negativos y positivos) que aún hoy pesan sobre dicha colonia: identificarlos con la degeneración y la suciedad, creer que siempre son buenos con los números, etcétera. Siu combate tal insensatez esgrimiendo sus novelas y relatos, que rescatan la rica complejidad de hombres y mujeres desgarrados entre dos culturas radicalmente distintas, como la madre del protagonista de esa joya que es “El tramo final”, uno de los cuentos más poderosos que se han publicado en el Perú contemporáneo.
“Familia, exclusión y racismo” culmina con un largo capítulo que estudia, a través de un minucioso trabajo de campo y un sólido conjunto de fuentes, las prácticas de jerarquías y exclusión percibidas en la comunidad de peruanos en el extranjero. Alcalde demuestra que nuestro ubicuo racismo no se detieneenlasfronterasnacionales ysereproduce,bajonuevasvariantes,enrealidadesajenas,dondelos compatriotasconmayoresprivilegios se resisten a ser encasillados dentro de ese mundo latino que desprecianporconsiderarloindignodesueducación,desusituación económica y, sobre todo, de su color de piel. El libro de María Cristina Alcalde, escrito para ser consultado tanto por los especialistas como por los no iniciados, merece mucha más atención de la que ha recibido. Hagámosle justicia.