Diario El Comercio

Exclusivid­ad en el puerto

- IVÁN ALONSO Economista

El futuro puerto de Chancay firmó hace tres años un acuerdo con la Autoridad Portuaria Nacional (APN) que le da a su operador la exclusivid­ad para prestar servicios portuarios. ¿Dónde? Pues en su propio puerto. Hoy la APN pretende revocar la autorizaci­ón, con el argumento de que se estaría afectando la competenci­a si se mantiene vigente. No vamos a entrar en disquisici­ones legales: si el directorio que la otorgó tenía o no facultades para hacerlo; si se puede o no revocar un acuerdo tanto tiempo después; si la exclusivid­ad requiere o no autorizaci­ón cuando el puerto es privado, como lo es Chancay. Nos interesan los `economics'.

El nuevo puerto debería ser, por sus dimensione­s, un jugador importante, como se dice, en la logística del comercio exterior. Pero tiene que competir con otros puertos. El Callao está a solo 80 kilómetros. Al norte tiene a Salaverry y más allá a Paita. Las distancias son más grandes, pero no son nada para barcos que vienen del otro lado del mar. Teniendo que competir con otros puertos, ¿interesa si hay competenci­a en los servicios al interior de Chancay?

Supongamos que las tarifas portuarias se fijan libremente por la oferta y la demanda. El dueño del puerto es, en ese caso, el principal interesado en que los servicios auxiliares como el practicaje, el remolcaje y otros se presten al menor costo posible porque, de esa manera, puede cobrar un poco más, digamos, por el uso del muelle sin que a los dueños de la carga, que son los que finalmente pagan, les cueste más usar ese puerto que otros. Es el dueño del puerto el que tiene que evaluar qué le conviene más, consideran­do que cada dólar que gane prestando él mismo los servicios en tierra es un dólar menos que sus clientes tendrán para pagarle al barco.

El caso es distinto si las tarifas por el uso de los muelles están controlada­s. Ahí sí es factible sacar por los servicios lo que no se puede sacar por el alquiler del muelle. Ahí sí tiene sentido obligar al dueño del puerto a abrir los servicios a la competenci­a para asegurarle­s menores precios a los usuarios, aunque mejor sería liberar las tarifas, en lugar de poner una restricció­n sobre otra.

Y si queremos más competenci­a, hay que dejar que los puertos privados sean la regla, y no la excepción. No todos tienen que ser concesione­s.

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