Las respuestas de Einstein
El Comercio estableció un curioso vínculo con Albert Einstein en dos momentos claves: antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Lo hizo a través de una carta de Einstein en 1939 y de un cuestionario que este contestó en 1948. Así era el autor de la teoría de la relatividad.
En el verano de 1939, Ósc ar miró quesada de la Guerra, Racso, dedicaba su tiempo a seleccionar los editoriales más destacados de El Comercio en su centenario (1839-1939), pero su real interés residía entonces en la divulgación científica. Él había iniciado el periodismo científico en América a los 17 años y luego se convirtió en un riguroso divulgador de la teoría de la relatividad de Albert Einstein.
Motivado por su libro“la evolución de la física”, Racso escribió 22 artículos sobre la teoría de la relatividad, profundizando en conceptos como la teoría de los quanta y el principio de incertidumbre. Entonces un amigo suyo le sugirió mandar esas notas al propio Einstein, quien, al parecer, leía algo de español. La humildad de Racso le hizo desechar la idea, pero este amigo mandó igual sus artículos. Y Einstein los leyó. A fines de noviembre de 1939, el sabio le envió una carta de felicitaciones,escrita en alemán, desde la Universidad de Princeton. La carta fue publicada el 29 de noviembre de 1939, junto con una breve y agradecida respuesta de Racso.
—El cuestionario resuelto—
En 1948, casi una década después del sorprendente intercambio de cartas, el comercio pudo acceder de nuevo al científico a través de un cuestionario que su reportero
César Macera le entregó en Nueva York. En sus respuestas, que se publicaron el 19 de octubre de 1948, compartió detalles sobre su trabajo en ese momento, centrado en una teoría del campo total, que buscaba unificar los campos gravitacional y electromagnético. Asimismo, expresó su preocupación por la posibilidad de una nueva guerra mundial, advirtiendo sobre las tensiones diplomáticas y el temor al uso de armas modernas.
Einstein reflexionó sobre el rol de las “naciones pequeñas” en la preservación de la paz, y señaló la importancia de que estas sean independientes de las grandes potencias. Su opinión fue una interesante oportunidad para discutir asuntos científicos y también políticos y humanitarios. Para El Comercio, esta exclusiva entrevista representó un hito en su compromiso por la divulgación científica y la promoción de la paz.
Asimismo, también luego del asegunda Guerra, Aurelio Miró Quesada Sosa se encontró con él en Princeton, donde compartieron un almuerzo. Miró Quesada quedó impresionado por su genialidad, aunque sus campos de estudio eran completamente diferentes. Al saber que don Aurelio era profesor de literatura española en San Marcos, Einstein lo sorprendió al preguntarle sobre una frase de “El coloquio de los perros”, de Cervantes, demostrando su curiosidad y amplitud de conocimientos.*