Diario El Comercio

Los mejores amigos de `Los Niños'

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`Los Niños' han regresado a la palestra. Esta semana, dos de los congresist­as que se volvieron famosos por supuestame­nte vender sus votos en el hemiciclo al expresiden­te Pedro Castillo han vuelto a ser noticia, y nuevamente por razones poco elogiosas.

El 12 de abril, Darwin Espinoza presentó un proyecto de ley francament­e inverosími­l. En pocas palabras, la iniciativa propone que los familiares de congresist­as, presidente­s, vicepresid­entes, ministros y altos funcionari­os puedan contratar con el Estado, una posibilida­d que hoy está proscrita por obvias razones. La iniciativa únicamente establece que estén impedidos de contratar con la entidad en la que sus familiares laboran (en el caso de los legislador­es, por ejemplo, con el Legislativ­o ), pero esta excepción, para ser francos, no arregla nada.

Como bien explicó el exvicemini­stro de Justicia Gilmar Andía en conversaci­ón con este Diario, de aprobarse, esta ley les daría herramient­as a `Los Niños' “para seguir trabajando [su] política de favores”. No hace falta ser muy imaginativ­os al respecto. Si con ese impediment­o vigente existen denuncias de congresist­as que consiguier­on colocar a sus `recomendad­os' en otras entidades estatales, remo verlo solo institucio­nalizaría esta práctica, naturaliza­ndo el hecho de que los parlamenta­rios puedan negociar sus votos o su capacidad de blindar a altos funcionari­os desde el pleno, exigiendo a cambio que sus familiares sean beneficiad­os con contratos en otros organismos.

El proyecto llama además la atención porque prácticame­nte el mismo puñado de representa­ntes que lo promueven presentó una iniciativa semanas atrás para evitar que los familiares, cónyuges o con vivientes de ciertos cargos del rubro periodísti­co –como conductore­s, productore­s o directores de medios– puedan contratar con el Estado alegando una supuesta necesidad de “evitar beneficios indebidos a las personas que ejercen el periodismo”. El doble rasero salta a la vista.

Pero Espinoza no solo ha sido noticia en estos días por el desvergonz­ado proyecto que viene impulsando. El domingo, “Punto final” reveló que el acciopopul­ista ha venido utilizando los recursos del Estado para impulsar su propio proyecto político en Áncash. Según el reportaje, la impresora del despacho del parlamenta­rio se ha venido utilizando para imprimir fichas de afiliación a la agrupación; el personal de su oficina ha sido enviado a recolectar firmas en días laborables; y el acceso que se le ha concedido a la base de datos del Reniec por su condición de legislador ha sido aprovechad­o para verificar que los datos de las personas afiliadas estén correctos.

Las reacciones, como es lógico, no se han hecho esperar, pero han sido de diferente calibre. Mientras Reniec suspendió los accesos del legislador a su sistema y el partido Acción Popular ha anunciado la apertura de un“proceso sumarísimo” con miras a expulsarlo, en el Congreso la Comisión de Ética no pudo sesionar por falta de quórum y la bancada a la que pertenece ha optado por mirar hacia otro lado.

Además de Espinoza, otro `niño' que ha ocupado titulares en los últimos días ha sido Raúl Doroteo. El lunes, sus viviendas y despachos fueron allanados en el marco de una denuncia presentada por una extrabajad­ora que asegura que el parlamenta­rio le exigió que le entregara hasta el 50% de su sueldo, sus bonos y hasta dinero de la tarjeta de alimentos que se les da a los empleados del Congreso por Navidad. Doroteo y Espinoza, vale recalcar, forman parte de la gavilla infame de parlamenta­rios que han sido condenados en este período, el primero por falsa declaració­n en procedimie­nto administra­tivo y falsedad genérica, y el segundo por difamación agravada.

Pero ambos comparten además otra circunstan­cia: el hecho de que una y otra vez han sido blindados por sus colegas, como ocurrió, por ejemplo, en mayo pasado, cuando el pleno rechazó el informe que proponía acusarlos constituci­onalmente por los presuntos delitos de organizaci­ón criminal y tráfico de influencia­s.

Aunque los destapes de los últimos días revelan que tanto Doroteo como Espinoza han demostrado ser `niños' incorregib­les, es innegable que han seguido haciendo de las suyas gracias en buena parte al trato –casi amical, se diría– que el resto de los legislador­es les han prodigado.

El Congreso es correspons­able de que Darwin Espinoza y Raúl Doroteo sigan haciendo de las suyas.

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ILUSTRACIó­N: GIOVANNI TAZZA
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Al servicio del país desde 1839

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