Diario El Comercio

¿Qué hacer de cara a las próximas elecciones?

- MARTÍN TANAKA Profesor principal en la PUCP e investigad­or en el IEP

En las últimas semanas, diversos analistas y actores políticos han concordado en la necesidad de “hacer algo” para intentar “mejorar” la calidad de la representa­ción política de cara a las próximas elecciones generales. Es una discusión más que pertinente.

En el último ciclo de reformas, se buscó abrir la puerta de ingreso al sistema político de una manera sensata: se eliminó el requisito de firmas de adherentes (que daba lugar a fábricas de firmas y a prácticas clientelis­tas) para solicitar más bien la acreditaci­ón de militantes. El efecto esperado era un mayor número de partidos inscritos, por lo que esta apertura iba acompañada de la implantaci­ón de elecciones primarias abiertas, simultánea­s y obligatori­as (PASO) que buscaban democratiz­ar y legitimar ante la ciudadanía la selección de candidatos, y sacar de la competenci­a a los partidos sin respaldo electoral significat­ivo.

Las PASO permitiría­n así ir a la elección del Congreso con listas cerradas, sin voto preferenci­al, de modo que las campañas podrían concentrar­se en las propuestas de los candidatos presidenci­ales y de las listas parlamenta­rias, y no en la multitud de candidatos individual­es al Congreso. Como sabemos, las PASO se aprobaron en el 2019, pero su aplicación se postergó hasta el 2026.

El Congreso actual, sin embargo, eliminó las PASO; y no solo consagró el statu quo, sino que, aún peor, en la práctica está estimuland­o la elección interna de candidatos mediante delegados y haciendo más difíciles otras formas de elección. También se regresó al voto preferenci­al y se retrocedió al volver a establecer barreras de entrada mediante el requisito de firmas de adherentes. Tenemos, entonces, una reforma que se inició, que nunca se completó y que ahora se desmanteló.

El saldo es una situación peor que la original, porque la apertura momentánea del sistema nos ha llevado a tener 25 partidos políticos inscritos, con nueve más en proceso, por lo que podríamos ir a la próxima elección general con 34 partidos. A esto hay que sumarle que el Congreso aprobó volver a un s is temabicam eral, con loquea demás tendremosq­ue votar por diputados y senadores. Así, la elección del 2026 podría teóricamen­te tener 34 candidatos presidenci­ales, con 34 listas de postulante­s a la Cámara de Diputados, con 130 candidatos haciendo campaña por el voto preferenci­al dentro de cada lista (4.420 campañas individual­es), más 34 listas con 60 candidatos al Senado también haciendo campaña por el voto preferenci­al (2.040 campañas individual­es).

En otros países, con sistemas de partidos medianamen­te sólidos, un número abultado no importaría demasiado, porque el voto tiende a concentrar­se en los partidos con más tradición, identidad y capacidad de movilizaci­ón. Pero en el contexto peruano, sin partidosfu­ertes, sin identidad es partidaria­s significat­ivas, conbajísim os niveles de adhesión, desconfian­za y desafecció­n ciudadana, lo previsible es un escenario de gran desorden que conduzca a otro de extrema fragmentac­ión del voto, peor aún que el del 2021, con lo que la calidad de la representa­ción puede empeorar y también los problemas de gobernabil­idad que arrastramo­s desde el 2016. ¿Qué hacer? Seguiré con el tema.

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