Diario El Comercio

El terremoto continúa

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Mientras el Caso Valkiria sigue su curso, los fiscales a cargo tienen la delicada labor de continuar con las pesquisas, pero sin caer en excesos.

Las réplicas del terremoto que sacudió el Ministerio Público en noviembre pasado no cesan. Ayer, se realizó una nueva tanda de detencione­s y allanamien­tos por el mismo caso que lleva las investigac­iones contra el círculo de asesores más cercano de la suspendida fiscal de la Nación Patricia Ben a vi des aun nuevo nivel; uno en el que no solo estamos ante una trama que involucra supuestos intercambi­os de favores entre fiscales y congresist­as, sino ante un cuadro mucho mayor en el que hay desde denuncias de colocación de fiscal esa pedido de personas ajena sal Ministerio Público hasta el ofrecimien­to de archivar investigac­iones y dirigir procesos de compra de la fiscalía a cambio de sobornos. Toda una saga que trae a la memoria lo que fue el destape de Los Cuello sBlancosd el Puerto hace casi seis años.

Precisamen­te, este último caso aparece en varios pasajes del auto de allanamien­to que autorizó las diligencia­s de ayer y que recaba los 16 presuntos hechos delictivos perpetrado­s por la organizaci­ón criminal que dirigiría Benavides. Concretame­nte, al grupo se le atribuye haber interferid­o en esta emblemátic­a investigac­ión a fin de beneficiar a uno de sus implicados, José Luis Castillo Alva, a cambio de US$60.000 y de que este último utilizara su nexo con el capitán de la PNP Jorge Rodríguez Mena cho–que había realizado los informes de las conversaci­ones telefónica­s de este caso–a fin de bloquear los pedidos de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) que buscaba conocer el contenido de las llamadas entre el empresario Antonio Camayo y Patricia Benavides.

Hay, en el documento fiscal, varios hechos que son conocidos, como las supuestas negociacio­nes entre el entorno de Benavides con parlamenta­rios para designar al defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, e inhabilita­r a la fiscal Zoraida Ávalos y a los integrante­s de la JNJ, o las acciones que ella ordenó como cabeza del Ministerio Público para remover a la magistrada que investigab­a a su hermana o para descabezar al Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder (Eficcop), liderado por Marita Barreto. Pero también se consignan otros nuevos que vale la pena mencionar aquí.

Entre ellos, las su puestas gestiones que la dupla estelar de asesores de Benavides –Jaime Villanueva y Miguel Girao– habría realizado con su aquiescenc­ia para dirigir ciertas licitacion­es del Ministerio Público, incluso interfirie­ndo en las áreas a cargo de estos procesos y en los comités que selecciona­ban a los ganadores. Concretame­nte, se menciona n tres procesos: el de la implementa­ción de un data center principal y un data center de contingenc­ia en el Ministerio Público por S/141 millones; y dos compras de computador­as para la institució­n por S/7 millones. En los tres se habría buscado favorecer al empresario Giancarlo Valer Enciso, quien habría desembolsa­do dinero a favor de Benavides, Villanueva y Girao por estas gestiones.

Otro suceso que llama la atención es el del presunto desembolso de dinero a Villanueva, Girao y al exfiscal adjunto supremo Marco Huamán a fin de archivar una investigac­ión por lavado de activos en julio del 2023.

Todos estos hechos debían haber sido el motivo central de las discusione­s de ayer y, sin embargo, fueron opacados en gran medida por el allanamien­to de la vivienda del periodista Juan Carlos Tafur, quien aparece como presunto integrante de la organizaci­ón criminal en esta trama. A Tafur se le atribuye, entre otras cosas, haber jugado a favor del grupo delictivo al publicar un reportaje en el medio que dirige (Sudaca.pe) que dejaba mal parada a Marita Barreto sobre la base de informació­n supuestame­nte suministra­da por José Luis Castillo Alva y por el abogado Jefferson Moreno. No obstante, esta situación es preocupant­e, pues la posibilida­d de que un fiscal pueda atribuirle un ilícito a un periodista tomando como indicio un artículo de su autoría es insólito. Además, se podría estar criminaliz­ando la relación de un periodista con sus fuentes. Un periodista puede reunirse con cualquier fuente con el objetivo de obtener informació­n que sea de interés público. Con este allanamien­to se ha abierto la puerta para que los contactos de periodista­s con sus fuentes puedan ser criminaliz­ados y estos puedan sufrir la incautació­n de sus computador­as y celulares, y los de su familia y allegados que nada tienen que ver con la investigac­ión.

Y es precisamen­te en esos detalles donde se juega el futuro del Caso Valkiria –como ha pasado a denominars­e esta investigac­ión–. Al país le conviene que este caso, por lo trascenden­tal que es, llegue hasta sus últimos confines, pero debe hacerlo sin incurrir en excesos que terminen poniendo en riesgo todo el proceso. Al fin y al cabo, esa será su mejor defensa ante los embates de quienes con toda seguridad buscarán atacarlo.

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ILUSTRACIó­N: VíCTOR AGUILAR RúA

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