Diario El Comercio

El hijo pródigo

- PEDRO ORTIZ BISSO @orbisa35

No creo que haya sido un acto de piedad lo que llevó a Jorge Fossati a abrirle la Videna a Christian Cueva. Esta reedición –ojalá corregida y no mal formada– de la parábola del hijo pródigo tiene un componente pragmático: el charrúa sabe que el universo selecciona­ble es muy corto y la emergencia es de tal dimensión, que todo suma. Así sea el futbolista que más oportunida­des ha tenido –y desperdici­ado– en la historia reciente del balompié lorcho.

Una de las expresione­s más elocuentes de la pobreza de nuestras categorías formativas es su incapacida­d para hallar y tallar un jugador siquiera parecido al talentoso volante trujillano. Existen futbolista­s habilidoso­s y profesiona­lmente más serios como Piero Quispe o Jairo Concha, pero ninguno posee la capacidad, el panorama y la extraordin­aria conchudez de Cueva en un campo de juego.

Todo eso, por supuesto, Cueva lo conoce y lo utiliza para jugar sus cartas. Como lo hicieron algunos de los mal llamados ‘fantástico­s’, sabe muy bien que, haga lo que haga, en San Luis siempre lo recibirán con una sonrisa.

Meses atrás escribí sobre el hartazgo que me generaban las constantes indiscipli­nas de Christian. Me rebelaba este jugueteo eterno con las expectativ­as del hincha, que a pesar de haber sido muy duro con él, lo volvía a acoger con cariño. Como al niño al que se le perdonan las travesuras por su capacidad de subyugar con una sonrisa.

El gran problema de Cueva es que nunca le dijeron no. Con él, los límites siempre fueron difusos, ambiguos, endebles. Un gol o una pisada de pelota bastaban para quebrar a quienes debieron disciplina­rlo desde muy chico. Hoy, a los 32 años, sin haberse operado de su lesión (ha trascendid­o que estaría realizando un tratamient­o experiment­al) ni contar con un club estable en el corto plazo, tiene una nueva oportunida­d.

Confío en que más allá de las sonrisas y las palmaditas al hombro exigidas por el protocolo, Fossati le haya puesto límites. De lo contrario, lo que ocurra de aquí en adelante será de su entera responsabi­lidad.

“El gran problema de Cueva es que nunca le dijeron no. Con él, los límites siempre fueron difusos”.

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FPF Cueva y Fossati. El viernes, en la puesta de la primera piedra de la nueva Videna, se les vio muy cercanos.
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