De pequeño genio a todo un neurólogo destacado
A los 7 años reparaba computadoras, daba charlas en San Marcos y hablaba cinco idiomas. Hugo Zúñiga, quien deslumbró al mundo en los 90, se reencontró con El Comercio.
Amediados de los años 90, un hecho insólito acaparó las páginas de El Comercio. Un niño de 7 años acababa de dictar una conferencia de medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. La primera de cinco que brindó en la Decana de América aquel 1997. El mundo académico se rendía ante la mente prodigiosa del pequeño genio.
Dos años antes, este Diario ya había entrevistado a Hugo Zúñiga Utor, quien con solo 5 años se había certificado como técnico en reparación de computadoras. El pequeño poseía un coeficiente intelectual de 160, mucho más alto que el rango promedio. No obstante, luego de brindar varias entrevistas para medios locales e internacionales, Hugo desapareció del mapa.
Lo último que se supo de él fue que para enero del 2000, con tan solo 10 años, seguía asistiendo a San Marcos como alumno libre y hablaba cinco idiomas. Tras 24 años, El Comercio finalmente pudo ubicarlo. Pero, ¿qué fue de su vida?, ¿qué le deparó el destino a aquel niño genio?
—En detalle—
Con una personalidad que irradia sencillez, Hugo nos recibe en su departamento de Surco. Cada rincón de su cálido hogar nos deja pistas de los últimos sucesos en su vida: fotografías de su boda, libros de medicina en un estante, una laptop que muestra una radiografía y un piano en mitad de la sala.
Lo primero que nos confirma Hugo es que pudo cumplir su sueño: estudiar Medicina. A sus 34 años, es un neurólogo hecho y derecho, el más joven del hospital Guillermo Almenara, donde conoció a Marianelly López, su esposa. Además, es considerado uno de los médicos más destacados de la Clínica Centenario Peruano Japonesa.
Al consultar le sobre los últimos años de su niñez, nos narra que pasó a estudiar al colegio Saco Oliveros
de Lince y luego al Markham, donde fue beca doy terminó la secundaria.aquí forjó amistades que mantiene hasta ahora. “Estudiar ahí fue difícil al principio, pero logré hacer amigos que son como una segunda familia. Nunca me consideré un genio. Traté siempre de mantener un perfil bajo. Solo quería jugar y descubrir cosas”, contó.
Como parte de sus estudios participó en varios concursos académicos y viajó al exterior. en el 2004, Hugo ganó el certamen de televisión “Saber y ganar”, tras responder 10 preguntas sobre Frédéric Chopin, su compositor favorito.
—El sueño de ser médico—
Una vez terminado el colegio, con 16 años, Hugo postuló e ingresó a la Universidad San Martín de Porres para estudiar neurología. Su papá tuvo mucho que ver, ya que a los 5 años lo llevaba a la Facultad de Odontología y Medicina de la San Marcos, su alma máter.
“Pude entrara clases libres y junto a mi papá armaba conferencias. Esa fue la manera de devolverle a la universidad el gran gesto de abrirme sus puertas”, rememora.
Hugo nunca se sintió presionado por sus padres al momento de elegir una carrera. Es más, ellos pensaron en un momento que su deseo era ser músico, ya que le gustaba mucho tocar el piano. “Desde niño me gustaba la neurología. disfruté mucho mi carrera ”, afirma.
En el 2017, ingresa como residente al hospital Almenara, donde estuvo tres años. De ahí, pasó por algunas clínicas y trabajó también para algunas entidades del Estado. Luego, en el 2021, ingresa ala clínica Centenario Peruano Japonesa y ya en el 2022 regresa al Almenara, pero como médico asistente.
Al mirar hacia atrás, a los últimos 20 años en los que se mantuvo en la sombra, Hugo se siente satisfecho por el camino elegido. Quizá algunas personas que leyeron sobre él daban por hecho que se iría a trabajar a otro país, se convertiría en diplomático o que incluso llegaría a la NASA. Pero su destino siempre fue convertirse en neurólogo.
“Es una especialidad complicada, pero también gratificante cuando uno llega al diagnóstico correcto”, expresa.
Para Hugo, la clave de sus logros ha sido el apoyo de sus padres. “Mi tesoro más grande es haber tenido unos padres maravillosos, quienes me impulsaron siempre”, resalta.
Con estas palabras Hugo se despidió agradecido por reencontrarse con El Comercio, con la promesa de que pronto volveremos a saber de él, pero ya no como aquel pequeño genio que deslumbró al mundo, sino como el hombre que sigue cumpliendo sus sueños.