Un maestro del cine nipón
El director de “Drive My Car”, la aclamada cinta japonesa ganadora de un Óscar, presentará en el festival Al Este su nueva película, “El mal no existe”, y ofrecerá una clase maestra virtual. Antes de todo ello, charlamos con él.
Si uno repasa la filmografía de Ryusuke Hamaguchi (Kawasaki, 1978), encontrará siempre escenas dentro de vehículos. Es un espacio que favorece su estilo de filmar y de narrar, siempre mediado por las conversaciones .“como usualmente mi método de trabajos esos tiene en los diálogos, grabar dentro de vehículos es algo que realizo a menudo”, señala Hamaguchi, en entrevista con El Comercio.
El cineasta japonés recuerda que en sus primeras películas incluso filmaba abordo de buses y trenes, sin autorizaciones especiales. “Dentro de los vehículos se crean siempre nuevas relaciones, un espacio privado que genera cercanía entre los personajes”, agrega.
Con el correr de los años (y más presupuesto disponible ), hamaguchi ya pudo comenzar a grabar con autos especiales para la ocasión. Como el distintivo coche rojo que utilizó en su exitosa cinta “Drive Myc ar ”(2021): elsaab 900 turbo, un auto sueco que se convirtió en un protagonista más de la historia.
“Drive My Car” es, sin duda, la obra que puso a Hamaguchi frente a los ojos del mundo. Ganó el premio a Mejor Guion en el Festival de Cannes, llegó a ser nominada como Mejor Película en los Óscar 2022, y sequedóconlaestatuillaamejorpelículainternacional.unfilmeconsagratorioparaunacarreraaúncorta, pero enormemente promisoria.
— Social y evocadora—
Tras la sensible intimidad vinculada al duelo que abordó en “Drive My Car”, Hamaguchi sorprende ahora con su película más política. O ecopolítica, como también se la ha descrito. “El mal no existe” (2023) se desarrolla en una pequeña villa japonesa, donde una gran empresa planea instalar un proyecto de ‘glamping’. ¿Y qué es el ‘glamping’? Pues un fenómeno turístico global que ofrece campamentos de lujo; es decir, la experiencia de la carpa y la fogata, pero con todas las comodidades disponibles. Miren el Valle Sagrado del Cusco y encontrarán ejemplos. Lo mismo en Suecia, Kenia o, claro, Japón.
“La primera idea para el guion surge del lugar donde vive Eiko Ishibashi, quien compuso la música de la película. Allí encontré inspiración para la parte visual, de la naturaleza. pero una vez allí comencé a entrevistar a la gente de la zona, que atravesaban una situación similar a la que se desarrolla en la ficción, pues se oponían a un proyecto de ‘glamping’. Entonces es una película tiene una base en la naturaleza y otra en la problemática humana”, explica Hamaguchi, que en “El mal no existe” equilibra con gran delicadeza la denuncia social y el aliento poético.
—Legado nipón—
Con su nominación al Óscar del 2022, Hamaguchi se convirtió en el tercer director japonés en conseguir tal distinción. Un privilegio que, a sus 45 años, lo coloca en un sitial importante en la historia del cine de su país. ¿Ozu, Mizoguchi o Kurosawa?, le preguntamos, para saber con cuál de esas leyendas se siente más conectado. “Es una pregunta difícil, pero creo que diré Mizoguchi –contesta–. Me gusta porque es un cineasta simple. Busca siempre la mejor toma posible, de tal forma que nadie pueda objetarle nada. Es una aspiración llegar a ser cómo él”.
Sobre la posibilidad de hacer películas fuera de Japón, Hamaguchi no descarta la posibilidad. “Es algo que sí he considerado –dice–. Hay muchos directores que lo han conseguido con éxito, porque el lenguaje cinematográfico no solo está atado al lenguaje. Sin embargo, en mi caso personal el lenguaje hablado sí tiene una relevancia muy importante. Y si no puedo llegar a transmitir lo que quiero decir a un nivel tan preciso, quizá pierda alguna esencia. Me gustaría seguir mejorando para alcanzar esa precisión”.