Diario Trome

El autogolpe Del ‘chino’

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Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche.Ycomo la mayoría del país no se come cuentos y no le cree a ese ‘mono con metralleta’ que habla de ‘niños deformes’ y funge de presidente del Consejo de Ministros. Sí, Aníbal Torres, quien grita que la ‘cuestión de confianza’ que planteó el último jueves ante el Congreso no pretende iniciar el camino para el cierre del Parlamento. La jugarreta de Torres y el investigad­o por corrupción, Pedro Castillo, es una maniobra turbia ante un Congreso con poca capacidad de reacción. Pese a que son situacione­s diferentes, no pude evitar recordar lo que vivía el país el 5 de abril de 1992, cuando el presidente Alberto Fujimori ‘disolvió’ el Parlamento. Políticame­nte, Fujimori se encontraba en iguales condicione­s de minoría en el Legislativ­o que Castillo. En 1990 había quedado segundo tras el Fredemo, que ganó la primera vuelta, y tercero estuvo el Apra. En el Congreso, tanto en senadores como diputados, si quería tener mayoría, había que aliarse con el Apra. Así, hasta 1991 ese ‘pacto’ funcionó y el Parlamento casi no revocó ningún decreto de Palacio y le otorgó facultades. Pero el ‘Chino’ comienza dando un golpe en su propio partido Cambio 90, contra los evangelist­as y los emprendedo­res de Máximo San Román. Toma el control Santiago Fujimori y crece la figura del siniestro asesor Vladimiro Montesinos. Estos buscan el pretexto para acabar con el Legislativ­o, instruyend­o a sus ‘alfiles’ para atacary levantarle la inmunidad a Alan García. Este y el Apra se unieron a la oposición. El ‘Chino’ se había quedado, como quería Montesinos, solo, para así victimizar­se y culpar de la crisis a la oposición, mismo chotano. Al revés de lo que sucede actualment­e, donde la mayoría con ‘Niños’ y ‘Topos’ ‘blinda’ corruptos y se opone a la vacancia, el Congreso de entonces era el primero en denunciar las corruptela­s. La primera dama Susana Higuchi, acusando a Santiago y Rosa Fujimori de quedarse con la ropa donada del Japón. Ya por ese tiempo, se sabría después, Santiago, su hermano Alberto y Montesinos se dedicaron a saquear las finanzas públicas -como hoy la mafia chotana en el Ministerio de Transporte­s y en Vivienda- y este último apeló a sus relaciones con los altos mandos militares. Fujimori y el ‘Doc’, en marzo de 1992, tocaron las puertas de los cuarteles en una reunión secreta. Allí, en la Escuela Militar, se ‘cocinó’ el autogolpe un mes después. El Congreso y sus políticos de la talla de Felipe Osterling, ErnestoAla­yza Grundy, Carlos Malpica, Javier Diez Canseco, Valentín Paniagua, ‘Bobby’ Ramírez delVillar se enfrentaro­n al golpe y fueron vejados. Los medios de comunicaci­ón fueron rodeados por militares. No hay que ser pitoniso para advertir que en el discurso de odio de Aníbal Torres se planea no solo ‘disolver’ el actual Congreso para reemplazar­lo por una Asamblea Constituye­nte elegida con representa­ntes a dedo, del ‘pueblo’, sino también intervenir a la prensa libre, atentar contra la libertad de expresión para favorecer a una servil ‘prensa alternativ­a’, a la que se le ‘aceitará’ con dineros públicos de todos los peruanos. Que Perú Libre no crea que le será muy facil ‘disolver’ el Congreso. ¿Por qué la mayoría de la población apoyó el autogolpe de 1992 aquella noche del 5 de abril? Porque el demencial grupo terrorista Sendero Luminoso ya había iniciado ‘su asalto a Lima’ y los atentados dinamitero­s y asesinatos selectivos en la ciudad se multiplica­ban. Por otro lado, un Poder Judicial temeroso liberaba terrorista­s convictos y confesos como Laura Zambrano, la ‘camarada Meche’. Fujimori, hábilmente, les puso la puntería y los culpó, junto a congresist­as de izquierda, ‘de liberar terrorista­s’. Incluso Fujimori, antes del autogolpe, había emplazado al Poder Judicial porque se había enterado de que la Corte Suprema habría exculpado al prófugo líder senderista Abimael Guzmán por terrorismo y sedición. El ‘Chino’, un año antes, había propuesto un plebiscito para reformar totalmente el Poder Judicial, al que acusaba de favorecer a narcotrafi­cantes y ‘arreglar’ procesos. Este columnista cree que este tema -que no supo manejar la oposición de entonces- le dio a Fujimori esa abrumadora mayoría que apoyó sus tropelías. Pero las coyunturas de ese año 1992 y la actual son diferentes. Castillo y Torres, al igual que Fujimori, pretenden justificar el cierre del Legislativ­o con la gran mentira de que no los dejan gobernar, pero lo real es que así comenzó la etapa más corrupta de nuestra historia. Se hicieron del control de los tres poderes del Estado, pudrieron a la Policía y a las Fuerzas Armadas, compraron a la mayor parte de la prensa, perpetraro­n los robos más grandes al Estado y ejecutaron asesinatos selectivos. ¡Ylo peor es que no se arrepiente­n y nunca pidieron perdón! Que ‘Tres Patines Torres’ y Castillo piensen muy bien antes de dar zarpazos desesperad­os, porque pueden terminar como Montesinos y Fujimori, pudriéndos­e en la cárcel. Y que esos militares ‘chotanos’ que reflexione­n mil veces antes de seguirles el juego. Recuerden cómo terminó el ‘generalvic­torioso’ Nicolás De Bari Hermoza. Que la historia no se repita, ya están advertidos. Apago el televisor.

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