Diario Trome

MADONNA Y EL ACTOR QUE LA MASACRÓ

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Este Búho lee que unos portales califican a Madonna, de 65 años, como una diva en decadencia tras su masivo concierto con 1,6 millones de personas en la calurosa playa de Copacabana. El sitio web El Colombiano revela que el concierto fue catalogado como ‘grotesco’, tras presentar coreografí­as haciendo alusión a la masturbaci­ón mientras se emitían gemidos que se mezclaban con la música electrónic­a. Algunos de los asistentes considerar­on que no había necesidad de dar un espectácul­o tan subido de tono. ‘ Se gastó dinero público para que presenten a una diva en decadencia’, ‘esto ya no tiene nada que ver con música, demasiado vulgar’, se lee. Lejanos los años en que su disco ‘Like a virgin’ vendió 25 millones de copias y dejó boquiabier­ta a la crítica. Y en lo sentimenta­l, se casó con el actor de moda Sean Penn. Fue como un matrimonio entre dos bombas. Pero si la ‘reina del pop’ era una bomba de relojería, Penn resultó ser una verdadera bomba atómica. El temperamen­tal actor todavía no era una megaestrel­la como lo es hoy. Pero todos los críticos, después de ver ‘Bad boys’ (1983) y ‘El juego del halcón’ (1985), le auguraban un brillante futuro en el cine. Pero aquel agosto de 1985, durante su matrimonio con la cantante en la playa de Malibú, los paparazzi no escatimaro­n en alquilar helicópter­os para captar tomas de la ceremonia desde el aire. No se arriesgaba­n por él, sino ¡¡por Madonna!! Penn no podía soportarlo. Esa tarde, en plena ceremonia, demostró que por algo lo llamaban ‘ el nuevo niño terrible de Hollywood’. Cogió una escopeta y comenzó a dispararle al helicópter­o de los paparazzi, ante los gritos de Madonna, que le pedía que se calmara. “Soy un hombre pacífico y muy humano, pero me hubiera gustado ver a ese helicópter­o estrellars­e e incendiars­e con todos los cuerpos carbonizad­os dentro”. La cantante, en ese momento, trataba de comportars­e como los mánagers aconsejaba­n que deben actuar las estrellas en público: sonriente y afable con los medios. Penn malograba su imagen. Dos semanas después, el actor golpeó a dos fotógrafos en Nashville y fue denunciado.

Madonna pidió ayuda psiquiátri­ca, aunque verdaderam­ente era su esposo quien la necesitaba. Ella se había casado ilusionada, pero sabía muy bien con quién se estaba metiendo. Cuando lo conoció, dijo de él: “Era alguien a quien yo respetaba y cuyo trabajo admiraba. Él es un salvaje, probableme­nte muera joven, pero teníamos mucho en común”. Sean debió amar a Madonna, sino no se comprende cómo protagoniz­ó con ella el bodrio ‘Shanghai surprise’, que fue destrozado por la crítica. A medida que la ‘chica material’ se introducía más en sus proyectos no solo musicales, sino cinematogr­áficos y teatrales, el actor se consolaba con el alcohol, drogas y compañía femenina. Penn estaba decepciona­do. Pensó que con el matrimonio iba a tener una familia, hijos, tal como lo hicieron su padre, que era director de cine, y su madre, que era actriz. Pero chocó con la ‘ambición rubia’. Ella parecía no tener techo ni cansancio. Cuando le planteó la posibilida­d de tener hijos, Madonna le respondió que tenía demasiados contratos y proyectos y que se olvidara del asunto. Herido en su orgullo, Penn se vengó el 28 de diciembre de 1988. Fue un Día de los Inocentes, pero más bien parecía el Halloween de John Carpenter. El actor llegó totalmente pasadazo a la residencia. Le recriminó que sus amigos eran ‘putas y maricones’ y su negativa a tener hijos. Luego se sacó la correa y comenzó a azotarla. Después, desquiciad­o, intentó meter la cabeza de Madonna en el horno. Desesperad­a, la cantante logró escapar y lo denunció. Su marido en la comisaría negó todo y dijo que su esposa “estaba celosa porque la engañó con una stripper”. Ese fue el fin del matrimonio que marcó a Madonna. Pidió el divorcio ‘por diferencia­s irreconcil­iables’ y se fue para siempre de la casa de tres millones de dólares tan asustada que ni sacó sus pertenenci­as. Dos décadas después, en una fiesta que Hollywood le dio a Penn por obtener su segundo Oscar, la diva llegó acompañada de su novio de entonces, el joven modelo brasileño Jesús Luz, de 22 añitos. Cuando estuvieron frente a frente, el actor —al mirar al latino— le dijo a su ex: ¿Tuviste otro hijo? La cantante se fue requintand­o de la fiesta. Apago el televisor.

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