Prensa Regional

Dios es un Dios Justo

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La palabra de Dios está basada en pactos. Constantem­ente hablamos de la gracia, pero nos olvidamos que la gracia es también parte de un pacto. Cuando eres parte de un pacto, si no haces las cosas correctas, hay sanciones. El problema es que a la iglesia no le gustan las sanciones de romper el pacto. Pretendemo­s vivir bajo la gracia de Dios y hacer lo que nos da la gana, sin tener ninguna consecuenc­ia.

Entonces, haciendo las cosas de manera mediocre, pretendemo­s obtener aquello que obtienen otros al hacer las cosas bien. Por eso vemos montones de cristiano furiosos, molestos, como Caín. Cristianos que vienen a adorar a Dios, pero con el rostro molesto, caído. Y Dios les dice lo mismo que le dijo a Caín: Haz lo que tienes que hacer. Y tu alegación es que diste tu ofrenda, pero es que tu corazón no era el correcto. No estás administra­ndo correctame­nte, tus prioridade­s no son las correctas. Das la ofrenda, pero vas y malgastas en tarjetas de crédito, das la ofrenda y vas y haces las cosas a lo loco, das la ofrenda y hace un año que no cuadras tu chequera. ¿Cómo Dios te va a dar más dinero, si no estás administra­ndo bien el que tienes?

Entonces, como vemos los resultados en otros, pero no sabemos lo que otros están haciendo, nos molestamos.

Nunca juzgues la cosecha de nadie, si tú no sabes la semilla que ellos han sembrado. Nunca juzgues los resultados de otro, si tú no sabes lo que hay detrás de sus resultados. Y no pretendas tener los mismos resultados que otro, pasando la mitad del esfuerzo. Lamentable­mente, eso es lo que se le ha enseñado a la iglesia. Entonces, tenemos una iglesia de Caínes. Les decimos: Ven y adora a Dios, y Dios te va a bendecir comoquiera. Entonces, cuando no tienen los resultados que pretenden tener, están molestos con el Señor. Lo primero que la iglesia debería decirle a los Caínes es: Si haces bien, tendrás bien. Lo que pasa es que ese no es un mensaje atrayente. No pienses que si no haces las cosas de la manera correcta Dios va a recompensa­rte, porque entonces Dios sería un Dios injusto.

SUBE A UN LUGAR ALTO

Hay creyentes que piensan que, al presentar su petición delante de Dios en oración, cumplen con su parte; pero una expresión de fe es tan solo el comienzo de la parte que nos correspond­e. Una vez oramos, hay ciertas acciones que debemos tomar, ciertas posturas que debemos asumir.

¿Cómo tener una visión clara de lo que Dios tiene para ti en el tiempo de crisis?

El primer capítulo del libro de Habacuc, trata de la queja del profeta acerca de la situación que el pueblo está viviendo. El segundo capítulo comienza diciendo: Sobre mi guarda estaré, sobre mi fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá.

Luego de expresar su queja delante de Dios, Habacuc reconoce que ahora le toca a él hacer algo.

La guarda era el lugar donde estaba el centinela, el velador; era un lugar alto donde se miraba a lo lejos, velando por los ataques que pudieran llegar.

La primera acción que tú tienes que tomar después de orar es la misma que tomó Habacuc: ponerte sobre tu guarda, ponerte en un lugar alto.

Dios nunca habló a los grandes hombres de Dios, y a los profetas, en los valles, sino en las montañas. Cada vez que Moisés iba a hablar con Dios, Moisés subía al monte. La revelación más grande que recibió Abraham, la recibió cuando subió al monte a sacrificar a su hijo Isaac. Allá arriba se encontró con Dios mismo y se dio cuenta que Jehová Yireh, Jehová proveerá.

Tú no puedes seguir pensando que Dios va a responder a tus peticiones estando en el mismo estado espiritual bajo el que te encuentras hoy.

¿Por qué ir a la iglesia? Porque siempre la casa de Dios, espiritual­mente hablando, está en un monte alto. Cada vez que el pueblo de Israel se dirigía a Jerusalén, dice la palabra que el pueblo “subía” a Jerusalén. Cuando iban a Egipto, dice que “bajaban” a Egipto. Porque el mundo siempre está en lugares bajos, mientras que la palabra del Señor siempre se proyecta en lugares altos.

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