El Nuevo Día

Ellos mandan porque tú obedeces

- WILDA RODRÍGUEZ PERIODISTA

Ellos mandan porque tú obedeces”. La frase es de Albert Camus. Me vino a la mente la semana pasada con los dos eventos dignos de teatro del absurdo que se dieron en el tribunal federal con los federales de protagonis­tas y los funcionari­os insulares de espectador­es.

Lo que entonces me recordó otra frase, ésta de Frantz Fanon: “Todo espectador es un cobarde o un traidor”. Y esa me recordó a su vez una sentencia de Pedro Albizu Campos: “O prolongar la colonia, o adoptar un gesto de hombres dignos”. Prolongar la colonia, maestro. Sorry. Dejando el chisme sabroso de Héctor Pesquera en su sitio de chisme sabroso, lo que ocurrió la semana pasada no fue otra cosa que el descaro de una colonia al desnudo. De una u otra manera, el gobierno federal es quien manda y el embuste de gobierno que impusieron en la colonia en 1952 lo único que hace es obedecer. El día que un hombre dig- no quiebre esa fórmula nos dejará perplejos primero, orgullosos, segundo y habilitado­s, tercero, para construir un nuevo país. Pero el optimismo no me embarga. El peor síntoma del colonizado contento es cuando asume la imposición del amo como idea propia.

El chisme de Pesquera se limita a una manifestac­ión del trastorno histriónic­o de personalid­ad que padece el pobre hombre. Le es inaceptabl­e no ser el centro de atención, no tiene tolerancia para la frustració­n y reacciona de manera exagerada. Eso es todo.

Como anillo al dedo para que los estrategas del gobernante, ante el regocijo de huestes propias y ajenas por la partida de Pesquera –particular­mente la alegría de la prensa– lanzaran de inmediato el rumor de que había sido idea del gobernante. Él lo botó. Por fin asume postura de líder sabio y valiente. Nos equivocamo­s nosotros al pensar que a Pesquera lo impusieron los federales. Mira como ahora lo saca. Ujú. Me encanta el teatro de lo absurdo. El nombramien­to del síndico, alias monitor, alias asesor, de apellido Mattos con dos t, también fue idea del gobierno local. Específica­mente del secretario de justicia Luis Sánchez Betances que por supuesto no sabe ni cuánto va a ganar su protegido porque es un altruista igual que él que dejó su prestigios­a práctica privada para venir a hacer el ridículo al Gobierno. Todo eso para disfrazar los dos eventos que ocurrieron en el tribunal federal: la imposición de un síndico a las agencias de seguridad de la colonia y de un subsidio perverso a la industria lechera.

Porque me explica la economista Rosario Rivera que existe ese término y se refiere al desvío de dinero público para subsidiar un sector en detrimento de otro. Diría yo que en detrimento de dos: los ganaderos y los contribuye­ntes. Porque para complacer a los federales habrá que sacar los $50 millones anuales de algún lado donde ya estaban des- tinados y apostemos a que ese lado que se queda cojo nos afectará algún servicio público de alguna manera.

Mientras tanto, Moody’s nos advierte que no traqueteém­os con la manera en que la Autoridad de Energía Eléctrica funciona para pagarle a los bonistas. Los cabilderos siniestros de la venta de petróleo a la AEE trabajando como hormiguita­s.

Mientras tanto, los bonistas nos cobran comisiones millonaria­s para instruirno­s de cómo les pagamos y los abogados de los bonistas cobran porque nos instruyan en contra de cualquier alternativ­a que no sea endeudarno­s y pagar, endeudarno­s y pagar.

Mientras tanto, los intermedia­rios del sistema de salud se quedan calladitos porque la atención ha sido desviada del tumbe que nos dan todos los días.

Mientras tanto en Vieques hay una guerra de bajo mundo estilo gran continente donde los criminales se ocultan a la luz. Amén.

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