LA HISTORIA DE PAPA JAC
Una bebida alcohólica nativa
Aprincipios de la década de 1990, mientras finalizaba su bachillerato en finanzas en la Universidad de Puerto Rico, el joven y emprendedor Juan Pablo Rodríguez Darrigrande comenzó a trabajar en una tienda de zapatos del Viejo San Juan sin imaginar que la verdadera oportunidad de su vida estaba a la vuelta de la esquina.
Acostumbrado a buscárselas desde niño, reaccionó rápido luego de ver las correas artesanales estilo rastafari que comerciantes chilenos establecidos en Puerto Rico importaban desde Guatemala.
“Siempre había hecho negocios, toda mi vida. Yo repartía periódicos desde niño en Ponce, y me mudé en sexto grado para acá (para San Juan), o sea que desde escuela elemental yo repartía el periódico”, calcula.
“Empecé a vender las correas en la esquina del Señorial (Señorial Plaza), en la calle. De repente venía gente de toda la isla preguntando dónde las conseguía, y empecé a distribuir”, cuenta entonces Rodríguez Darrigrande sobre su etapa de emprendimiento como estudiante universitario.
Fue ampliando su inventario y la acogida de los productos fue tal que comenzó a buscar un local donde establecer su primer negocio. Encontró uno en el número 103 de la calle del Cristo del Viejo San Juan, donde el ambiente festivo prevaleciente, sobre todo los fines de semana, le hizo ponderar un cambio en su idea de negocio y convertirlo en un bar. “Vi este local y dije ‘¡olvídate de las correas!’ que esto va a pasar de moda”, menciona.
Junto a su compadre, que al igual que él es amante de la música, creó un ‘play list’ con en el que fueron estableciendo el tono del ambiente que querían crear, en el que predominara la música independiente. Don Pablo abrió oficialmente en 1991.
Rodríguez Darrigrande deseaba crear un trago original cuyo costo fuera accesible y servirlo en un vaso especial diseñado que los clientes pudieran rellenar (“refill”). Mezcla tras mezcla y en consulta con amigos creó Papa Jac en 1992, una bebida alcohólica dulzona cuyo ingrediente principal es jugo de parcha. Un amigo creó el primer diseño para el vaso, probaron el concepto en el establecimiento, pero su verdadero lanzamiento fue durante la Gran Regata Colón, celebrada como parte de los eventos conmemorativos del Quinto Centenario del Descubrimiento de América y Puerto Rico.
“En la Regata se hizo famoso. En ese momento no éramos conocidos y, como todo, las cosas no arrancan solas. Si yo me llego a quedar ahí detrás (de la barra de Don Paco) esperando…”, advirtió el comerciante, que arrendó un quiosco en el área de la bahía de San Juan, donde se concentraba la actividad durante el evento.
“Colocaba un montón de vasitos de muestra y llenaba el ‘counter’ de vasos para regalar y decía: ‘Mira, pruébalo de gratis’. Todo el mundo venía a probarlo y todo el mundo lo compraba. Y cuando veían el vaso decían ‘wow!’”, relata.
Con los años, el diseño del vaso ha variado. Por ejemplo, ha habido ediciones especiales para las Fiestas de la Calle San Sebastián. Sin embargo, la receta de Papa Jac se ha mantenido inalterada. El cambio más radical a su presentación ocurrió este año, cuando Rodríguez Darrigrande logró llevarlo a empaques tipo “pouch pack” y convertirlo, según asegura, en el primer trago hecho en una barra de Puerto Rico que está siendo empacado y distribuido de forma masiva listo para tomar.
Además, creó este año una nueva mezcla: sangría. Ambos sabores están disponibles en supermercados, gasolineras y establecimientos que venden bebidas alcohólicas.
Aunque haya otros cócteles y sangrías disponibles en “pouch pack”, este emprendedor que es dueño también de otras barras en San Juan como La Factoría, no le teme a la competencia. Apuesta a sus 25 años de experiencia, al arraigo que tiene su marca y a la calidad de los ingredientes que asegura son 100% de Puerto Rico. “Nunca veo nada como competencia, el que piensa así está equivocado. Ellos estaban antes que yo y han abierto camino”, afirma agradecido.
Sin soltar prenda, el visionario empresario asegura que vienen otras ideas y nuevos sabores en camino. “A veces hay cosas que pueden parecer obvias y la gente no las hace”, dice, sin delatarse.