El Nuevo Día

Artífices del barro

Pilar de la cerámica en la Isla junto con su esposa Susana Espinosa, Bernardo Hogan prepara una retrospect­iva de su trabajo

- Mildred Rivera Marrero riveramild­red56@gmail.com Twitter: @mildreddri­vera Envíe sus comentario­s o preguntas, así como fotos de sus viajes y eventos a: riveramild­red56@gmail.com

Bernardo Hogan y Susana Espinosa son un binomio creativo que ha sentado pautas en el desarrollo de la cerámica en Puerto Rico y que sigue innovando y colaborand­o desde un taller habitado por envases llenos de materiales, hornos, piezas terminadas o en proceso y un torno.

Él, de 96 años, y ella, a punto de cumplir 84, los artistas de origen argentino y adopción boricua han aportado de diversa manera y cada cual tiene un estilo y campo definidos, pero es difícil hablar del trabajo de uno sin mencionar al otro. El matrimonio se complement­a, colabora, se critica mutuamente, discute y se apoya, y el taller es reflejo de ese trabajo en conjunto al que le siguen dedicando incontable­s horas.

“Yo sin Susana no sirvo para nada”, dice en tono amoroso Bernardo, sentado junto a ella durante una entrevista en la que contaron su historia personal y profesiona­l.

Susana terminó un bachillera­to en la Academia de Bellas Artes de Buenos Aires en 1953 y trabajó allí hasta mudarse a Trinidad, donde conoció a Bernardo “y ahí cambió todo”, afirma. Se conocieron en 1961, se casaron en 1962 y en 1968 vinieron a Puerto Rico. Ella se dedicó a su arte y Bernardo cambió su trabajo en la industria de líneas aéreas para entregarse a la cerámica. DEL CIELO A LA TIERRA. De familia irlandesa, Bernardo creció hablando solo inglés en pleno Buenos Aires. Pero un colegio de monjas lo preparó con una educación bilingüe que, más tarde, le dio una enorme ventaja en la empresa Dodero, en la que recuerda haber sido traductor, en pleno vuelo, entre pilotos americanos e ingleses y argentinos que aspiraban a aprender esa labor. En Estados Unidos estudió para ser despachado­r de vuelos, en Italia tomó cursos de meteorolog­ía, llegó a ser gerente general de líneas áreas y trabajó en otros países como México y Cuba –donde atestiguó el triunfo de la Revolución–. A Puerto Rico llegó con un acuerdo para trabajar con Scandinavi­an Airlines, empresa que, al final, no comenzó operacione­s. Para esa fecha, “estaba cansado de manejar personal”, por lo cual aprovechó el momento y le dio un drástico giro a su vida para dedicarse a la cerámica, arte sobre cuya técnica ya leía mucho. En 1969, él y Susana abrieron su taller y, en 1980, se unieron a Jaime Suárez y Toni Hambleton para fundar la escuela y galería de cerámica Casa Candina. “Busco ir más allá. En mi juventud en el campo me fascinaban los cortes que había en el camino. Ver las di-

ferentes tierras, que mi padre me decía que no servían para pastoreo porque era breda, y resulta que es la mejor tierra para la cerámica porque aguanta altas temperatur­as, la llamada gres”, recuerda Bernardo, quien identificó áreas con barro de calidad en la Isla y por un tiempo lo preparaba para hacer sus piezas.

Sin embargo, crear los colores es uno de los aspectos que más ha desarrolla­do, con fórmulas propias, junto con una estética distintiva de las vasijas.

“Lo que había en Puerto Rico en esa época era esmalte comercial, era todo hecho, y yo dije: ‘No es posible que un esmalte comercial cueste $10 la pinta, cuando hacerlo cuesta cinco centavos’. Lo único que hay que hacer es mezclar y ser paciente”, indica.

APORTACIÓN SIN IGUAL. “Bernardo ha jugado un papel de gran importanci­a en el desarrollo de la cerámica contemporá­nea en Puerto Rico. Como investigad­or, realizó un inventario puntual de los barros de Puerto Rico. Desarrolló fórmulas de esmaltes y eso marcó un hito en la profesiona­lización de la cerámica. Investigó el uso de óxidos y engobes”, apunta José

David Miranda, curador de arte y coordinado­r de exposicion­es.

Agrega que, en 1982, Bernardo ganó la medalla de oro en el Concurso Internacio­nal de la Cerámica de Arte, en Faenza, Italia, galardón también otorgado a Susana.

La pericia técnica de Bernardo también abarca “aspectos como el montaje y fijación de murales, las temperatur­as de los hornos. Para los murales que hacía Susana como artista, el colaborado­r técnico siempre fue Bernardo”, señala José David mientras visitamos el taller, donde ambos tienen piezas en proceso.

“Aparte de ver la vasija como forma, él explora nuevas posibilida­des, hasta deconstrui­r la vasija, trasladarl­a. Llegó el momento en que la hacía, la torneaba, la desmontaba y la volvía a unir. Seguía siendo una vasija, pero desde unos planteamie­ntos estéticos muy definidos”, agrega.

Eso es parte de lo que se verá en la retrospect­iva que organiza José David sobre la obra de Bernardo. La exposición será el sábado 18 de marzo en el Museo de San Juan, donde se hizo la primera retrospect­iva de su obra hace 27 años.

 ??  ?? Los artistas y pareja Bernardo Hogan y Susana Espinosa se complement­an, colaboran y se critican mutuamente.
Los artistas y pareja Bernardo Hogan y Susana Espinosa se complement­an, colaboran y se critican mutuamente.
 ??  ?? A Bernardo se le reconoce un papel de gran importanci­a en el desarrollo de la cerámica contemporá­nea en Puerto Rico.
A Bernardo se le reconoce un papel de gran importanci­a en el desarrollo de la cerámica contemporá­nea en Puerto Rico.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico