El Nuevo Día

El nombre hace la cosa

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Nunca olvidaré lo que comentó un profesor de Derecho sobre la Propiedad Intelectua­l: “Antes de preocupars­e por proteger la propiedad intelectua­l, hay que preocupars­e por crearla”.

La cita anterior refleja una realidad tanto en los Estados Unidos como en Puerto Rico. Cuando hablamos de propiedad intelectua­l en Puerto Rico nos enfocamos usualmente en las leyes que la protegen y no en su creación. Es así, porque al momento de medir la competitiv­idad como país, las leyes protectora­s de la propiedad intelectua­l son uno de los factores a considerar. Por otro lado, cuando hablamos de la creación de propiedad intelectua­l, usualmente la discusión se limita a lo más glamoroso: las patentes, los derechos de autor y las marcas de fábrica.

La mayoría de los comerciant­es pequeños y medianos no le presta mucha atención al concepto de propiedad intelectua­l, sin darse cuenta de que tienen uno en sus manos. Al respecto, ese mismo profesor nos comentó que: “La propiedad intelectua­l más común, pero a la vez mas ignorada, es el nombre comercial”. Entre nuestros comerciant­es, especialme­nte los pequeños y medianos, la propiedad intangible más común y posiblemen­te la única, es su nombre code mercial. Estoy convencida de que es la más subestimad­a.

Muchas personas no asocian un nombre comercial con propiedad intelectua­l, y es entendible, porque este término se asocia con cosas más sofisticad­as como las patentes. Perdemos de vista que lo que hace a un consumidor acordarse de su producto o su servicio es el nombre del negocio donde lo compró

De la misma forma que los comerciant­es no lo consideran propiedad intelectua­l, así mismo los comerciant­es en muchas ocasiones no lo consideran como un activo productivo para el negocio. Interesant­emente en muchos casos el activo más valioso que tiene una empresa es su nombre, pero el empresario no se da cuenta. Estudios demuestran que un nombre bien trabajado y desarrolla­do puede ser el diferencia­l entre productos o servicios sustancial­mente iguales. Un buen nombre comercial aumenta las ventas y es un factor importante en la creación la plusvalía o “goodwill” del negocio.

Tradiciona­lmente las empresas comienzan a valorar y desarrolla­r su nombre comercial muchos años luego de fundadas. Pero lo recomendab­le es que las empresas desarrolle­n su nombre comercial desde el primer día de operacione­s. A continuaci­ón, algunas recomendac­iones para lograr esto:

Usar el nombre comercial de forma consistent­e y cuidadosa, velando por el uso consistent­e de la letra, el color, el logo, el “slogan”, y todo lo que represente su empresa.

Establecer estándares altos de control de calidad y de servicio al cliente. El tener un excelente servicio al cliente y productos de calidad solidifica la asociación del nombre con productos o servicios de valor.

Usar efectivame­nte los medios de comunicaci­ón mediante participac­ión en las redes. Esto no es tan fácil como suena así que recomendam­os consultar y contratar a un experto en esos temas.

Si la empresa lleva varios años de establecid­a, no olvide resaltar factores como el año de fundación, si es una empresa de familia, y los premios o distincion­es conseguida­s.

En resumen, en la escuela de Derecho nos enseñan que “el nombre no hace la cosa” pero a la hora de vender un producto o un servicio, “el nombre sí hace la cosa”.

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Paola Zaragoza Cardenales Estudiante de maestría en Derecho de Propiedad Intelectua­l, Universida­d de Berkeley
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