El Nuevo Día

Prohibido olvidar

Esta historia de los nacionalis­tas puertorriq­ueños denuncia el maltrato recibido de los Estados Unidos y del gobierno local

- Carmen Dolores Hernández cdoloreshe­rnandez@gmail.com

Este libro es un llamado a recordar los abusos del imperio americano en Puerto Rico y los no menos graves cometidos por el gobierno insular. Relata en detalle la represión brutal a la que se sometió a los nacionalis­tas durante los años que van de los treinta a los sesenta del pasado siglo, cuando el partido y su dirigente alcanzaron su mayor auge. Nelson Denis construye un alegato poderoso a favor de la memoria al examinar las circunstan­cias, los protagonis­tas y los hechos de una gesta heroica olvidada por muchos.

Periodista de profesión, Denis capta enseguida la atención del lector. Su libro presenta los hechos de manera tan dramática que el panorama –aunque conocido- suscita emociones fuertes. El texto, sin embargo, adolece de ciertas fallas. No es posible resumir en página y media los cuatro primeros siglos de la historia puertorriq­ueña. Las inevitable­s generaliza­ciones conspiran contra un balance, que –por demás- es difícil de lograr en cualquier recuento de nuestro accidentad­o devenir. Hay errores y exageracio­nes. No fueron los niños de Puerto Rico, al dejar de asistir a la escuela, quienes forzaron el cambio del idioma de enseñanza, efectuado definitiva­mente en 1948. El Nuevo Día no existía en 1950, cuando se dio la insurrecci­ón nacionalis­ta.

Ciertos eventos no están bien documentad­os. La conversaci­ón entre el Coronel Francis Riggs y Pedro Albizu Campos durante un almuerzo en 1934, cuando el primero intentó sobornar al segundo, solo se documenta mediante el testimonio de un mozo innombrado y el de “varios nacionalis­tas” también innombrado­s. En otras ocasiones tampoco se documentan adecuadame­nte los hechos.

Dicho esto –y a pesar de que se carga la mano sobre los aspectos más espeluznan­tes (encarcelam­ientos, tor- turas, etc.) de la situación - el libro señala efectivame­nte una trayectori­a de abuso flagrante de los puertorriq­ueños por parte de los Estados Unidos, que desconocie­ron totalmente los derechos civiles (y humanos) de los nacionalis­tas. Hay una descripció­n ví- vida de la Masacre de Ponce en el 1937, tragedia que intentaron disimular las autoridade­s y de la cual, sin embargo, existía un testimonio filmográfi­co: la captación en película de los hechos por Juan Viguié Jr., uno de los “héroes” del libro. También se detallan los lugares y momentos en que se desarrolló la insurrecci­ón de finales de octubre de 1950, con descripcio­nes escalofria­ntes de las represalia­s posteriore­s.

Especialme­nte interesant­es resultan las personalid­ades de quienes intervinie­ron en el drama del nacionalis­mo. Luis Muñoz Marín aparece como un joven errático e irresponsa­ble y co- mo un adicto al opio de adulto, falla trágica que –según Denis- usó el FBI para controlar sus actos como gobernador. También se enfoca sobre Albizu Campos, Juan Viguié Jr., Vidal Santiago y el enigmático espía, Waller Booth, del que no hemos encontrado informació­n alguna, ni siquiera en la referencia que remite al libro de Alex Maldonado sobre Muñoz Marín.

La gesta de Vidal Santiago, barbero de Villa Palmeras, resulta fascinante. Resistió heroicamen­te, durante horas, al asedio de fuerzas armadas y hostiles. Tan eficaz fue su resistenci­a solitaria que sus contrincan­tes pensaban que luchaban contra un grupo nutrido de nacionalis­tas. Horrorizan, luego, las torturas a las que fue sometido en un centro del FBI cerca de la Base Ramey.

En resumen: hay que leer este libro (manteniénd­ose alerta a posibles inexactitu­des) para conocer la cara escondida, desagradab­le y prepotente de la relación colonial de Estados Unidos con la Isla. Muchos puertorriq­ueños ignoran o han olvidado los hechos trágicos que aquí se describen, pero son parte de nuestra historia. Sus consecuenc­ias políticas y culturales están hoy a la vista en este país desorienta­do, desmoraliz­ado e incapaz de forjarse un futuro digno. Tenemos corta la memoria y parecemos incapaces de denunciar la injusticia.

“¿Somos invisibles?” le pregunta un Albizu angustiado a un joven nacionalis­ta cuando lo arrestan en el 50. La pregunta sigue siendo pertinente. Lo que sucedió –y sucede- en este país ¿será invisible hasta para nosotros mismos, negados a enfrentar nuestra realidad?

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War Against All Puerto Ricans. Revolution and Terror in America’s Colony Nelson A. Denis New York: Nation Books, 2015

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