Laboratorio en medio del mar
El taller is Lab, cine en red, el cual se celebra en Puerto Rico, ha servido para unir a jóvenes cineastas de diversas partes del mundo Los participantes han cruzado fronteras, compartiendo sus historias y creando lazos de amistad y colaboración
Sentados alrededor de una mesa de concreto en uno de los merenderos de la Universidad del Sagrado Corazón (USC), en Santurce, un puertorriqueño, un haitiano y dos españolas cuentan historias de mar.
Comparten un brillo en sus miradas que recuerda a la estela que se forma en el agua con el motor de la huida. Hace un mes, la mayoría de estos jóvenes no se conocía. Hoy intercambian miradas, historias, se ríen y se escuchan. Como las olas, no pueden quedarse quietos, van y vienen de temas, dicen, coinciden y se alejan.
Javier Colón, de Puerto Rico; Jean Jean, de Haití; Cayetana H. Cuyás, de Islas Canarias, y Rocío B. Fuentes, una andaluza que reside en República Dominicana, han observado a través del lente cinematográfico que guardan más similitudes de las que jamás imaginaron. Ellos son cuatro de los 13 jóvenes que forman parte de la segunda edición de isLab, cine en red, un taller de asesorías a proyectos cinematográficos de ficción y documental escritos en islas de Iberoamérica, el cual se celebra actualmente en la USC.
Esta iniciativa, organizada por el Taller Cinemático, tiene el propósito de fomentar lazos de colaboración y fortalecer los proyectos cinematográficos de los participantes, quienes fueron becados, luego de haber sometido sus propuestas. De un total de 50 proyectos se escogieron 13 para formar parte de estos talleres, que cuentan con la asesoría de los cineastas Diego de la Texera (Puerto Rico), Tanya Valette, (República Dominicana), Paz Alicia Garciadiego (México), Tancrede Ramonet (Francia) y Kaori Flores Yonekura (Venezuela).
Ha sido gracias a esta iniciativa que Javier, Cayetana, Jean Jean y Rocío se han reconocido en diferentes orillas de un mismo mar. Aunque sus proyectos son diferentes en géneros y temáticas, estos jóvenes coinciden en que todos dialogan de una forma u otra en una geografía en común.
“Creo que los proyectos han sido súper bien escogidos y es impresionante como todos nos relacionamos entre todos y el proyecto de cada uno tiene que ver con el otro, sabes, siempre hay un punto que nos sentimos identificados y nos ha dado para hablar mucho y ayudarnos”, explicó Cayetana, quien trabaja en el proyecto The Prado and The Moon, una historia en la que va tras las huellas de su tío, quien falleció cuando ella tenía nueve años de edad.
Jean Jean, quien labora junto a Rocío en el documental Si bon dyé vlé, Yuli ( Si Dios quiere, Yuli), sobre la historia de su madre haitiana, expuso que lo interesante de este encuentro han sido las colaboraciones que han surgido entre los cineastas, así como las conexiones.
“La idea de conectar a nivel insular la cinematografía que tiene un sabor y un olor muy parecido, me parece fascinante. La sinergia que se crea con gente que viene de todas partes, genera un universo más amplio y nos desarrolla otra visión. De repente, tenemos personas de Islas Canarias, por ejemplo, opinando sobre lo que está pasando en República Dominicana (con relación al conflicto migratorio con Haití y la aplicación por parte del gobierno dominicano del Plan Nacional de Regulación de Extranjeros), que me da su perspectiva y se identifica con el tema. En ese sentido, isLab es una herramienta fundamental para el desarrollo del cine caribeño y su identidad en construcción. Nosotros, con nuestras experiencias, estamos aportando a construir ese nuevo cine que andamos buscando”, manifestó Jean Jean.
Rocío sostiene que ese “nuevo cine” del que habla su compañero Jean Jean tiene que ver con la búsqueda de identidades, algo que entiende abordan todos los proyectos que forman parte de isLab.
“Hay un tema de identidad, de reconocimiento. Está en nuestro proyecto que aborda los temas migratorios, está en la búsqueda de la familia que trabaja Cayetana y también en la
película de Javier, que es sobre esa relación que tenemos con la televisión”, comentó.
Javier, quien es el único de los cuatro que ya cuenta con una película en su resumé ( I Am a Director), opinó que los proyectos que forman parte de estos talleres también comparten que son historias íntimas, personales, que se alejan de la caricatura de Hollywood.
“Creo que es un buen paso para nuestro cine caribeño estas nuevas voces que están surgiendo y me parece chévere que de alguna manera u otra todas estas obras tengan esa voz individual que hace tanta falta en nuestro cine”, observó el joven puer- torriqueño, quien ya le da forma a su nueva película A quién le importa, un
road movie sobre el viaje de un hombre y una niña, quienes sueñan en participar en el mismo programa de juegos.
Otro elemento en común entre las propuestas es el mar, por donde navegan todos estos personajes con sus respectivos misterios, luchas, sufrimientos, tristezas, alegrías y sueños. El agua se presenta en cada uno de los proyectos como metáfora de libertad, de pureza, de encierro.
“Todos vivimos en una isla, es lo que nos rodea y creo que no podemos escapar de eso”, sostuvo Cayetana.
OTRAS MIRADAS
Ese compartir de ideas, historias y cuestionamientos que se ha generado entre estos jóvenes cineasta es uno de los propósitos y razón de ser de isLab, según contó Carla Cavina, directora del evento. Destacó que aunque los talleres se centran en llevar a los creadores por el proceso de fortalecer sus guiones y orientarlos sobre la producción y distribución de sus trabajos, lo bonito del proceso ha sido exponer a los participantes al ojo de otros y otras.
“El proceso de escribir y producir es bien solitario y en la medida que tú haces este tipo de encuentros lo que haces es ver la mirada de otros sobre tu proyecto. Creo que esto es particularmente importante en las islas, no porque sea algo exclusivo, pero en las islas se sube el volumen, uno está aislado y no ves tu historia en lo universal. Esto de repente te da el espacio de ver cómo ve tu historia una persona de Puerto Rico, de Haití, de Andalucía, de Canarias, y así saber qué hace de esa historia tuya algo universal”, indicó Cavina.
La también cineasta destacó que estos talleres, además, son una oportunidad para seguir desarrollando redes que ayuden a fortalecer el cine nacional, así como para lograr que se hagan películas que naveguen y lleguen a otras orillas.