Ponen el grito en el cielo
Ajenos a los ajustes los estudiantes
GERALD HERNÁNDEZ quedó “de una pieza” cuando se enteró que los recortes en las becas Pell están a la vuelta de la esquina.
“Me has dado una mala noticia”, dijo el estudiante de bachillerato en el recinto de la Universidad de Phoenix en Guaynabo antes de analizar que, aunque está ya en el quinto año y sus ingresos rondan los $30,000, quizá siga cualificando porque tiene un dependiente: su abuelo.
“Me toca llenarla en julio y sería mi último año para usarla”, anticipó.
Fueron varios los estudiantes entrevistados ayer que desconocían que a partir del 1 de julio el período para utilizar las becas Pell se reduce de 18 semestres (equivalentes a nueve años) a 12 semestres (seis años) y que el ingreso familiar máximo para recibir el beneficio completo también fue limitado a $20,000.
INCERTIDUMBRE FAMILIAR
En el caso de Efraín Marrero y Carmen Gelpí, quienes también estudian en la Universidad de Phoenix, el golpe es doble pues tienen hijos que estudiarán en la universidad el próximo año académico.
“Sería un gran problema (tener menos acceso a las becas federales) porque yo soy madre soltera, y estoy estudiando por eso, porque me cubre porque si no, no estaría estudiando”, dijo Gelpí, madre de un joven de 17 años y un chico de 10. El mayor entrará a la universidad en agosto y aspira a convertirse en nutricionista.
Aunque Gelpí trabaja, no quiere que su hijo lo haga mientras estudia. “Quiero que él se enfoque en lo de él, para que no le pase como a mí (que no estudié hasta ahora)”, indicó.
Mientras, Marrero dijo que su hija entra en el segundo año de universidad en agosto, pero él está por terminar. “El no cualificar le hace más difícil a las personas estudiar. Todos los estudiantes que están con nosotros (en mis clases) cogen beca Pell, más los préstamos”, lamentó.
Como agravante, señaló que cada año los créditos son más caros. Recordó que cuando él comenzó a estudiar una clase costaba aproximadamente $700 y ahora el costo ronda los $800.