Agencias “le fallan” a los menores
Falta de apoyo a los ofensores los hace vulnerables
RÍO GRANDE - Menores de 12 años de edad en prisión. Niños de 9 años vigilando puntos de droga con armas largas. Y el caso de una bebé de apenas 1 año que fue víctima de delitos sexuales.
Si bien la llamada “descomposición familiar” podría lucir como un denominador común en estos casos, funcionarios de varias agencias coincidieron en que estos incidentes revelan múltiples fallas de parte del Gobierno en el manejo y seguimiento que se da a los menores.
Durante el primer día de una Cumbre de Derecho de los Menores, en este municipio, empleados de los departamentos de la Familia (DF), Justicia (DJ), Corrección y Rehabilitación (DCR) y de la Policía que han trabajado directamente con casos de menores señalaron la falta de recursos que tienen las agencias para investigar y darle seguimiento a estos casos, así como para coordinar esfuerzos conjuntos entre agencias, como uno de los principales causantes de esos problemas.
La supervisora de trabajo social del DCR asignada a la institución juvenil de Villalba, Wanda Camacho, aseguró que las instituciones juveniles cuentan con las normas y reglamentos suficientes “para poder ayudar a los menores” que son procesados por alguna falta. No obstante, reconoció que, una vez esos “ofensores” cumplen su tiempo en una institución, se les pierde el rastro y no se evalúan cómo se readaptan a la sociedad.
“Luego que los menores cumplen su medida dispositiva, definitivamente ellos tienen que buscar servicios voluntariamente. Ahí es que se pierde el seguimiento, si ellos no lo hacen, quizá por un año”, sostuvo Camacho.
En muchos casos, según reconoció en entrevista por separado el fiscal Gabriel Redondo, el joven nunca llega a adaptarse y sigue acumulando faltas hasta que se convierte en criminal.
Por ello, la trabajadora social del Departamento de Familia en Mayagüez Iris Ponce de León, sugirió, “retomar y fortalecer” un programa de servicios de la Administración de Instituciones Juveniles que precisamente monitoreaba a los menores ofensores una vez cumplían con sus medidas correctivas. “Muchos de ellos se institucionalizan, no sanan sus heridas, han pasado por traumas que le dificultan volver a la sociedad”, sostuvo Ponce de León.
La trabajadora social destacó también la necesidad de mayor coordi- nación interagencial para ofrecer servicios a estos menores.
FALLAS EN EL ENTORNO
Pero para, Nancy Muller, supervisora del DF en Mayagüez, el problema principal de estos menores está en el entorno familiar, que no les permite alejarse de las conductas de riesgo. “Son menores que necesitan ayuda y que necesitan que les inculquen valores que no reciben en su entorno familiar”, dijo Muller.
En esa carencia coincidieron los agentes Israel Santiago y Edrick Martí, de la división de asuntos juveniles de San Juan y de la de delitos sexuales de Mayagüez, respectivamente.
“A sabiendas de lo que está ocurriendo, los padres no encuentran cómo tomar acción porque es su hijo, no están orientados, no saben cómo buscar ayuda”, reclamó Santiago.
Pero ese no fue el caso de la joven Keyshla Maya Figueroa, de 17 años y quien fue violada a los 15. Desde el incidente hace dos años, Maya Figueroa fue sometida a tratamiento siquiátrico y su familia participó de un programa de rehabilitación familiar. Pero el trauma que le provocó aquella agresión siguió latente y el lunes, asesinó a un hombre de 54 años que supuestamente intentó propasarse con ella. Hoy, es procesada como adulta por asesinato en primer grado.