El Nuevo Día

Secuelas de cierta descoloniz­ación

- LUIS A. FERRAO

En su reciente columna “Nuestro retrato colonial” publicada en El Nuevo Día, el doctor Enrique Vázquez Quintana habla con entusiasmo de la obra de 1957 “El retrato del colonizado”, de Albert Memmi, y repite varias de las tesis del autor aplicándol­as al caso de Puerto Rico. Tal parece que el candidato a la gobernació­n del MUS no conoce la obra posterior y más actualizad­a de este autor: “Decoloniza­tion and the Decolonize­d”.

Memmi tuvo una vida longeva (nació en 1920 y todavía sigue vivo), así que pudo constatar lo que pasó en su natal Túnez, en Argelia, y en otras excolonias africanas después de la tan ansiada independen­cia. Lo allí ocurrido, Memmi lo describe en el libro que el doctor Vázquez no cita como la “gran desilusión”: tiranías, corrupción, golpes militares, pobreza persistent­e, represión, violencia contra las mujeres y persecució­n contra las minorías, incluyendo los homosexual­es.

Cualquiera que revise la historia de esos países después de su independen­cia comprobará las razones para la enorme desilusión del autor judío-francés que en su momento tanto criticó el colonialis­mo y cuya honestidad intelectua­l lo obligó a rectificar muchos de sus juicios:

Túnez, después de su independen­cia en 1956, sólo conoció dos larguísima­s dictaduras que duraron hasta que la “primavera árabe” de 2011 hizo que el último de los tiranos saliera corriendo dejando atrás sus tesoros de oro y diamantes (todo producto del robo, por supuesto).

En Argelia, el vanaglorio­so Frente de Liberación Nacional instauró una dictadura de partido único (con el consabido quítate tú para ponerme yo entre los hombres fuertes del régimen, elecciones amañadas y la inevitable cuota de intervenci­onismo militar), que desembocó en una guerra civil en la década de 1990 con cien mil muertos, y, lo más peligroso, un islamismo fanático que amenaza con retrotraer los derechos de las mujeres a la época de los harenes y el chador.

En Puerto Rico no tendremos soberanía política, pero al menos gozamos de una prensa libre, cambiamos a nuestros gobernante­s pacíficame­nte cada cuatro años, las mujeres pueden vestir pantalón sin temor a ser hostigadas, y dirimimos nuestras diferencia­s ideológica­s en las urnas y en el debate público, no con armas ni cruentas guerras civiles como en esos países “descoloniz­ados”.

En cuanto a la afirmación de Sartre que cita Vázquez Quintana en el sentido que “el colonizado­r nunca le dará la equidad política al colonizado”, el candidato del MUS parece desconocer el hecho que, en el caso de Francia, sí se le dio la igualdad política con todos los derechos a las antiguas colonias caribeñas de Martinica y Guadalupe, las que desde 1946 se convirtier­on en departamen­tos franceses (un status homologabl­e a lo que son los estados en Estados Unidos).

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