Un acto encomiable
Las explosiones, temibles monstruos y detalles del aspecto de artistas como Johnny Depp, quizá resultan grandes atractivos para las personas que tienen un equipo “Blue Ray”, y están acostumbrados a ver en él grandes producciones de Hollywood.
Sin embargo, un artista puertorriqueño tuvo el acto de valentía de producir, de su propio bolsillo, el primer proyecto musical puertorriqueño en este formato.
Se trata del percusionista Paoli Mejías, quien el año pasado gra- bó en el Teatro Raúl Juliá del Museo de Puerto Rico, “De jazzambia a mi tambor: El Concierto”.
Lejos de la parafernalia de Hollywood, esta iniciativa da la oportunidad de ver un trabajo de calidad audiovisual dedicado a la cultura puertorriqueña.
Se trata simplemente de música, pues un sencillo saludo introductorio del artista da paso a un concierto en el que la improvisación y la fusión de ritmos como el jazz, la bomba, la rumba y la plena son su plato fuerte.
Para los amantes de la buena música, este “blue ray” será un deleite por su óptima calidad. Pero aquel que lo mire con ojos acostumbrados al dinamismo del espectáculo hollywoodense, tar- dará en acostumbrarse al ritmo.
La dinámica del concierto se desarrolla entre la toma amplia de un escenario donde reconocidos músicos puertorriqueños acompañan a Mejías, en cada pieza.
A pesar de que Mejías es la figura central del proyecto, no se impone ante los otros músicos. Cada uno tiene oportunidad de lucirse, lo que no es poca cosa pues se trata de destacados músicos como Christian Nieves, Miguel Zenón, Yan Carlos Artime, Luis Aquino, Raúl Maldonado y Alex “Apolo” Ayala, entre otros.
Las descargas de percusión de Mejías son variadas en géneros como salsa, jazz y bomba. Y en ellas no se limita a tocar las con- gas, también utiliza otros instrumentos como el djembe, el timbal, el buleador y el bongó.
En este proyecto, Mejías rinde tributo a quienes sembraron en él el deseo de querer dedicarse a la música, ya que como transición entre cada uno de los números, toca junto a su madre, Hipólita Ramos, y su tía, Isabel Ramos.
La bomba y la plena tienen su espacio dentro del concierto. Cierto es que con la calidad visual de la producción, se prestaba para presentar a un vistoso grupo folclórico con su vestimenta.
Sin embargo, Mejías integró al bailador Manuel Carmona, al grupo Yubá-iré, varios panderos y la niña Jenielys Villafañe, quien agitó su falda al ritmo de la conga.
Otra representación femenina fue la de Amarilys Ríos, quien además de cantar tuvo un mano a mano de congas con Mejías.
En fin, que aunque haya espacio para mejorar, este documento -que presenta nuestra culturaqueda para la historia.