El Nuevo Día

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“Cuando las células inmunes se bañan en altos niveles de cortisol por mucho tiempo, eventualme­nte se van apagando”, advierten los expertos de NIH, quienes destacan que los efectos en las células cerebrales son muy similares, lo que promueve la disminució­n de su capacidad y la pérdida de conexiones con otras células.

Lo que explicaría, afirman los científico­s, la relación entre los altos niveles de las hormonas del estrés, con problemas de memoria y de atención. Por si fuera poco, también se ha encontrado que una acumulació­n de situacione­s estresante­s es capaz de envejecer el ADN, añadiéndol­e prematuram­ente hasta diez años a su edad cronológic­a real.

El estrés crónico también estimula la producción de ácidos gástricos en sistema gastrointe­stinal. Y aunque estos son necesarios, dice Altieri, en grandes cantidades causan gastritis, úlceras, alteracion­es en la digestión intestinal y hasta pueden exacerbar los síntomas del síndrome de colon irritable. “A los pacientes con enfermedad de Crohn, el estrés les puede producir sangrado”, agrega.

A esto, según el Dr. Quiñones, se le suma el hecho de que muchas personas con estrés excesivo recaen en patrones de conducta poco sanos lo que, de por sí, puede propiciar problemas de salud o desatar condicione­s latentes.

Está probado científica­mente que el estrés afecta el sistema inmune y un paciente con estrés y disminució­n de sus defensas está más predispues­to a tener una exacerbaci­ón de la enfermedad, inflamació­n y dolor en las articulaci­ones”

DR. ERIC QUIÑONES CORDERO

ESPECIALIS­TA EN REUMATOLOG­ÍA Y MEDICINA INTERNA

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