Prisionero del estrés
CUANDO PERDURA POR MUCHO TIEMPO, SE CONVIERTE EN UNA REACCIÓN CRÓNICA QUE EXACERBA ENFERMEDADES, TANTO FÍSICAS COMO MENTALES
Problemas económicos, tensión laboral, desempleo, ansiedad, temor a ser víctima de la criminalidad, falta de tolerancia, congestión vehicular que crispa los nervios...
Son solo algunos ejemplos del diario vivir de la mayoría de los puertorriqueños: un estado perenne de tensión y estrés del que, al parecer, nadie se puede escapar.
Sin embargo, la realidad es que los efectos de estar estresado crónicamente son demasiado serios para, simplemente, aceptar que son parte de la vida moderna.
Y es que el estrés -esa reacción de defensa o reflejo que predispone al cuerpo para que logre adaptarse a situaciones nuevas o de peligro- debería ser una reacción pasajera que nos pone en guardia en un momento dado.
Especialmente, porque cuando hay estrés, el cuerpo segrega ciertas hormonas al torrente sanguíneo (como la adrenalina y el cortisol), aumenta el ritmo cardíaco y se afinan los sentidos, además de otros cambios fisiológicos que lo preparan para enfrentar la situación de riesgo.
El problema es que, con el ajetreo de la vida moderna, más frecuentemente de lo que todos quisiéramos, no contamos con el tiempo suficiente para recuperarnos de esos periodos. Algo que es muy necesario, según advierten los profesionales de la salud.
Sobre todo, porque el estrés también conlleva sentimientos de desconfianza, rechazo, enojo, mal humor, irritabilidad y hasta depresión. Y esas emociones o sensaciones se traducen en diferentes síntomas físicos. Entre ellos, cansancio, espasmos musculares, dolores de cabeza o migraña, pérdida o aumento del apetito, trastornos del sueño, mareos y dolor de estómago, entre otros.
Por si fuera poco, empeora factores de riesgo cardiovasculares, debilita el sistema inmunológico, afecta las células del cerebro y provoca envejecimiento prematuro, según información publicada en el boletín de noticias de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).
ENEMIGO PELIGROSO
Precisamente, cuando ese estrés perdura por mucho tiempo, se convierte en una reacción crónica que eventualmente va a exacerbar enfermedades, tanto físicas como mentales, coincide el doctor Eric Quiñones Cordero, especialista en reumatología y medicina interna.
“Desde el punto de vista reumatológico es sumamente peligroso. Está probado científica- mente que el estrés afecta el sistema inmune y un paciente con estrés y disminución de sus defensas está más predispuesto a tener una exacerbación de la enfermedad, inflamación y dolor en las articulaciones”, explica Quiñones, mientras resalta que las enfermedades del colágeno -como el lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoidea, esclerodermia y el síndrome de Sjögren, entre otrasse afectan grandemente con el estrés crónico.
De hecho, la información de NIH añade que desde hace tiempo también se sabe que la presión alta y los niveles de colesterol aumentan en las personas que tienen estrés acumulado. Además, lo relacionan con ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares.
“La base de todo es que cuando hay estrés la producción de cortisona endógena aumenta y, si ese estado se mantiene por mucho tiempo, va a afectar varios sistemas del cuerpo”, sostiene por su parte la especialista en medicina interna Anibelle Altieri, quien destaca que el estrés crónico estimula la vasoconstricción sanguínea (disminución del flujo sanguíneo) y afecta el sistema cardiovascular.
Sin embargo, eso no quiere decir que todas las personas que tienen mucho estrés crónico van a tener un ataque cardiaco. Más bien, puede empeorar fac- tores de riesgo que ya existen, como la hipertensión o la ansiedad. También se debe tomar en cuenta, resaltan los profesionales de la salud, que hay distintos niveles de estrés y la gente reacciona ante ellos de maneras diferentes. Precisamente, el hecho de por qué algunas personas pueden lidiar mejor que otras con el estrés es una de las áreas de estudio en NIH.
“Siempre pregunto por el aspecto emocional del paciente, porque si hay estrés se va a afectar el tratamiento médico”, abunda Quiñones, quien cree que muchos pacientes que tienen estrés entran en un juego mental de negación. “Puede ser que sepan que están en estrés, pero no buscan el balance emocional necesario para superar el problema”, agrega.
Mientras que otros, añade Altieri, no pueden identificar el problema y se descompensan. “Es cuando surgen los ataques de pánico, o pueden recurrir al alcohol o a las drogas porque no pueden manejar adecuadamente el estrés pero se niegan a buscar ayuda”, sostiene Altieri, al tiempo que resalta que un estrés mal manejado o que no se trabaja bien puede causar depresión severa.